Una escritura histórica desde los márgenes. Un asedio liminar. En el contexto de la idea de una nueva novela histórica, la construcción de proyectos literarios que no partan de los grandes personajes, de los escenarios y las perspectivas ya resueltas en documentos cuyo previo examen y publicación, nos conminan a una proximidad de segunda mano. Más bien una arquitectura del escombro, de las voces que “desde abajo”, desde la urdimbre del devenir, emergen en cartas, fotografías, correspondencia oficial, expedientes médicos y telegramas, para adueñarse, para exigir la forja de un lenguaje propio: una realidad alterna. La reconstrucción literaria del discurso. Lo pretérito como sujeto posible, como cartografía intertextual. Una metaescritura, una consciencia del proceso de escritura y lectura, del proceso de coproducción con el lector.
El taller “Ficción histórica desde abajo”, impartido del 16 al 19 de junio en el Centro Cultural Tamaulipas por la escritora Cristina Rivera Garza (Licenciada en Sociología y Doctora en Historia Latinoamericana), nos brindó a los asistentes la inédita oportunidad de realizar diversos ejercicios escriturales en torno a un registro histórico previamente elegido por cada participante. Asimismo, nos permitió, a partir de análisis de las características de los textos producidos, una teorización preliminar sobre las posibilidades inaugurales que ofrece este ir directamente del documento a la ficción.
Sin lugar a duda, este taller representa un enorme acierto de la Comisión Organizadora para la Conmemoración del Bicentenario del Inicio de la Independencia Nacional y el Centenario de la Revolución Mexicana. Enhorabuena a Libertad García de Danwing, Presidenta del Consejo Consultivo de la Comisión y a Elín López León de la Barra, colaboradora en dicho organismo, entusiasta promotora cultural y siempre cálida anfitriona.
Al taller acudimos escritores de diversos municipios del estado, así como historiadores de Cd. Victoria y el Director del Archivo General del Estado, quien amablemente se ofreció a brindar todas las facilidades para realizar las investigaciones documentales necesarias. El acierto que señalo por parte de la Comisión, radica precisamente en el hecho de haber elegido un taller literario que promueve una nueva relación creativa entre los escritores y las fuentes históricas.
Días de escritura que antes no y de cervezas para atenuar los estragos del calor victorense. Días de conversaciones que se quedan, que son señales, regalos, tibieza. Días en que la historia ha cobrado desde ya otra lectura. La mía.
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