En este país ocurren cada día los sucesos más indignantes y absurdos. Nuestra ciudad no es la excepción, pareciera que la locura va en incremento. Basten como ejemplo estos sanguinarios botones: dos hombres drogados asesinan a sus madres, uno para robarla y el otro para violarla; otro hombre paga 20 mil pesos a un par de individuos para que torturen a su novia (una estudiante universitaria), la asfixien con las agujetas de sus propios tenis y la entierren en una brecha; un joven de dieciocho contrata a diez compañeros de su preparatoria para matar a su padre, les promete que al cobrar la herencia los recompensará con 10 mil pesos a cada uno.
Como si no nos bastara la violencia del crimen organizado y de los criminales en solitario, también el infortunio, que, como diría la narradora española Rosa Montero en su novela El corazón del tártaro: “siempre se acerca con callados e insidiosos pies de trapo”, gusta hacer de las suyas por estos lares. Los hechos: un tráiler da vuelta y con la caja golpea la losa de concreto que sirve de techo en un paradero de autobús, una mujer que esperaba su transporte (una maestra de veintiséis años) sufre fracturas en ambas piernas y está en riesgo de perder una de estas extremidades.
Podríamos añadir todos los casos de personas que deciden quitarse la vida (trabajo en una hemeroteca y puedo afirmar que cada semana hay por lo menos dos suicidios en la localidad) por los motivos ya sabidos hasta el cansancio: difícil situación económica, estrés, decepción amorosa, desempleo, etcétera.
Al desalentador panorama local y nacional, habrá que sumar el oprobio por la impunidad de la que gozan algunos sujetos gracias a su nefanda investidura. Los hechos: en días pasados quedó en libertad el sacerdote pornógrafo Rafael Muñiz, párroco de la Iglesia de San Pablo Apóstol, en Xalapa, Veracruz, quien fuera detenido el 17 de junio del 2009. Al sujeto en cuestión se le imputó su participación como distribuidor de material pornográfico infantil de una ciberred internacional. Tanto en su computadora personal, como en su parroquia se encontró material y evidencia de su delito.
¿Por qué salió libre un pornógrafo cuando se encontró flagrante evidencia en su poder? ¿Quizá porque su defensa fue comandada por el Obispo de la Inmaculada, Xalapa, Hipólito Reyes Larios? ¿Quizá porque el propio Rafael Muñiz, mejor conocido como el “Lobo Siberiano” declaró como parte de su defensa “soy un ser humano, soy heterosexual y la carne es débil, ése es el precio que tiene uno que pagar por ser guapo”?
Me pregunto con qué calidad moral Norberto Rivera y todo su farisaico séquito de conservadores y moralistas se atreven a externar su preocupación por el bienestar de los niños que pudieran ser adoptados o procreados dentro de un matrimonio homosexual. Me pregunto dónde están esos enérgicos defensores de los infantes. Qué acciones emprenderán para combatir a este “Lobo Siberiano” que, como tantos otros curas pederastas, regresa feliz y triunfante a su parroquia, a ser cobijado por el contubernio y a seguir abusando de los niños. Seguramente ninguna. Ah, cuánta razón tenía Hobbes.
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