tag:blogger.com,1999:blog-65302567252660976012024-02-07T22:30:16.068-08:00Prohibido andar en bicicletaSara Uribehttp://www.blogger.com/profile/04452588319806014873noreply@blogger.comBlogger56125tag:blogger.com,1999:blog-6530256725266097601.post-86537278089578859902011-09-04T11:46:00.000-07:002011-09-04T11:46:30.898-07:00El seminarista de los ojos negros (versión remix)<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://elperro1970.files.wordpress.com/2007/12/screenshot006.jpg?w=500" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" src="http://elperro1970.files.wordpress.com/2007/12/screenshot006.jpg?w=500" width="315" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Avenir LT Std 45 Book', sans-serif;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;">
<span style="font-family: 'Avenir LT Std 45 Book', sans-serif; font-size: large;">Al principio me quedé pensando si el <i>estríper</i>
traía una sotana porque se sentía la versión pirata del protagonista de<i> Matrix</i> o
si más bien su vestuario estaba inspirado en los versos del <i>Seminarista
de los ojos negros. </i> El asunto es que, acostumbrada a ver esas sotanas
negras siempre en otros ámbitos (la infancia en escuela de monjas, el
catecismo, los retiros espirituales, la iconografía y el imaginario de cientos
de libros de vidas de mártires y religiosos; y más adelante, en la universidad
en la carrera de filosofía con mis compañeros seminaristas, en las múltiples
ocasiones en las que me sentí comprometida a asistir a alguna ordenación
sacerdotal o a las misas; y qué decir que cuando de cuando tenía que tomar clases en los
salones del seminario y deambular por sus pasillos) el hecho de verla de súbito
ahí, sobre el pequeño escenario central, bajo las luces intermitentes, el humo
y la estridencia de una música que pretendía provocar un ambiente de cierta
sacralidad barata con remixes gregorianos, me produjo un efecto ambiguo, trajo a
mi memoria la imagen de una fotografía de Duane Michaels donde aparecen dos
hombres, uno lleva una sotana y con un crucifijo que hace las veces de arma
apunta a la sien del otro. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;">
<span style="font-family: 'Avenir LT Std 45 Book', sans-serif; font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;">
<span style="font-family: 'Avenir LT Std 45 Book', sans-serif; font-size: large;">Perdida en mis elucubraciones no me di cuenta cuando el chico se despojó
de la sotana. Los <i>estrípers</i> me han
causado siempre una sensación de tristeza dulzona, no sé por qué. Recuerdo el
primer estríper que vi en mi vida. Fue en el año 2004, era un miércoles de
abril, salíamos de un taller de guión con el escritor tamaulipeco Óscar
Martínez Vélez y alguien propuso ir a un lugar que supuestamente estaba de moda
por esos tiempos. Era miércoles así que el lugar estaba prácticamente vacío,
pedimos unas cervezas y estuvimos platicando, yo no tenía ni la menor idea de
que cerca de la medianoche habría un espectáculo de <i>estrípers</i>, y por supuesto menos tenía idea de cómo era un show de
tal naturaleza. El caso es que de pronto y salidas de la nada, una parvada de
chamaquitas de grito histérico abarrotaron el establecimiento y eso fue el
detonante para que iniciara el show. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;">
<span style="font-family: 'Avenir LT Std 45 Book', sans-serif; font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;">
<span style="font-family: 'Avenir LT Std 45 Book', sans-serif; font-size: large;">A unos cuantos metros de mí estaba una pequeña pista redonda, a ella
subió un muchacho no demasiado joven (tendría entre veinte y veinticinco años),
no era un casi adolescente como muchos que he visto después, no, era un hombre
joven, de tez aperlada, de complexión no tan delgada sino más bien con una
tonificación muscular regular, su cabello era castaño y sus ojos claros. Guapo,
muy guapo, con ese atractivo de ciertos hombres que parecen niños grandes.
Recuerdo que su belleza sobresalía en aquel lugar de sillas más bien mugrientas
y de mal gusto. Recuerdo nítidamente, no su mirada, ni sus movimientos de
delicada parsimonia, sino la sensación que aquella imagen provocó en mí. Lo que
yo sentí al ver el primer <i>estríper</i> de
mi vida, definitivamente fue ternura. Había algo en su mirada, no tenía esa
actitud socarrona o soberbia que he visto en otros. Había una cierta melancolía
no sé si real o ficticia, no sé si suya o proyectada a través de mi mirada ¿importa?
La desnudez de aquel hombre fue en todo caso algo más que el referente corpóreo
de un contoneo premeditadamente sexual: fue en ese instante y para siempre la nostálgica
exhibición de un cuerpo que se sabe deseado, objeto de deseo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;">
<span style="font-family: 'Avenir LT Std 45 Book', sans-serif; font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;">
<span style="font-family: 'Avenir LT Std 45 Book', sans-serif; font-size: large;">Cuando volví al presente el <i>estríper</i>
con sotana era sólo un cuerpo fugaz en movimiento, pliegues de tela oscura,
memoria reciclándose, contemplación.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;">
<span style="font-family: 'Avenir LT Std 45 Book', sans-serif; font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;">
<span style="font-family: 'Avenir LT Std 45 Book', sans-serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Al final la sotana quedó sobre el pequeño escenario, inmune, casta.</span><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;">
<span style="font-family: 'Avenir LT Std 45 Book', sans-serif;"><br /></span></div>
Sara Uribehttp://www.blogger.com/profile/04452588319806014873noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-6530256725266097601.post-70397675862760837162011-08-28T13:21:00.000-07:002011-08-28T13:27:48.044-07:00Un país o un país<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhDJXHA3Rzf8yoiAwJDf-1ZOiBxgh_pfkB2OBt3LE_vt3X9syWCjCnAb3O3mBFXjfKvmU32iFeE7qV9WoG-b5DmdgW5L4QT9sMbrk03I4_eGuSgNcz7m2dJRsIFJ5S8grckXjvxXvetYSc/s1600/nubes_negras_en_el_cielo-wide.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhDJXHA3Rzf8yoiAwJDf-1ZOiBxgh_pfkB2OBt3LE_vt3X9syWCjCnAb3O3mBFXjfKvmU32iFeE7qV9WoG-b5DmdgW5L4QT9sMbrk03I4_eGuSgNcz7m2dJRsIFJ5S8grckXjvxXvetYSc/s640/nubes_negras_en_el_cielo-wide.jpg" width="640" /></a></div><br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: 'Avenir LT Std 45 Book', sans-serif; font-size: large;">No sabíamos lo que significaban los escombros hasta que los tuvimos encima, hasta que nos aplastaron no de súbito. Decir que no sabíamos era la excusa, ignorar la consigna: cerrar ojos y bocas y mentes. Mejor callar que pensar. Mejor esconder que admitir. Lo cierto es que estuvimos ahí cuando la fisura [lo cierto es que nosotros fuimos la fisura]. Estábamos comprando piratería, dando mordidas, aceptando sobornos, copiando en los exámenes, metiendo zancadillas al que nos caía mal, pasándonos los altos, robando tantito, nomás tantito al vecino, en la oficina, a los contribuyentes, gozando de becas y subsidios sin preocuparnos por ejercer una retribución social, usando nuestras influencias para burlar trámites o conseguir empleos y prebendas, haciendo trampa o volteando la mirada cuando otros la hacían. Todas esas faltas u omisiones como pequeñas piedras. Un poco de grava o de arena, decíamos. Nada de esto ocasionará un alud. Nada de esto. Nada. Hasta que todos esos “nadas”. Hasta que la nada que fuimos se convirtió en alud.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: 'Avenir LT Std 45 Book', sans-serif; font-size: large;">Lo que siguió fue la tormenta. Una larga tormenta que oscureció todos los cielos posibles. Todos los futuros. Algunos decían (querían creer para poder sobrevivir) que aquella bruma no podría durar mucho tiempo, que alguno de los bandos abandonaría el campo de batalla. Cuán errados estaban los que se engañaban a sí mismos pretendiendo que aislados los eventos, que esporádico el caos. Cuán aparente esa calma, esa sensación de irrealidad. El “aquí-no-pasa-nada” se volvió el paliativo de los cobardes que no querían darse cuenta de la inminencia del desastre, como quien se niega a abandonar su casa frente a la cercanía del huracán, así se negaron muchos, así creyeron otros más que la ofensiva simulada era la panacea. También estaban los disidentes codificados que apostaban por la anarquía. Tan absurdos unos como otros. Para esa tormenta nunca hubo salidas de emergencia. Los que estaban afuera, los que orquestaron todo y cerraron las entradas se deshicieron de las llaves para que ni siquiera en un improbable caso de conmiseración pudieran echar marcha atrás.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: 'Avenir LT Std 45 Book', sans-serif; font-size: large;">Los atroces traficaban con el miedo y usaban máscaras porque todos eran el mismo enemigo. Todos eran la misma ambición. Qué importaban sus filias, sus nombres, sus cargos, los atroces arrasaban con las vidas porque las vidas jamás importaron, porque lo único que verdaderamente importaba era el poder y el dinero. Los atroces nos atacaban y nos defendían al mismo tiempo. Todo era un simulacro, todo estaba trazado de antemano, todo era una telenovela de las ocho, con comerciales incluidos.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: 'Avenir LT Std 45 Book', sans-serif; font-size: large;">Y así nos fuimos dividiendo entre los que todavía en medio de tanto escombro apostábamos por la reconstrucción, por rescatar las vidas que aún tenían remedio, por respetar los derechos civiles de quien fuera, los que en la calle o desde casa un día cambiamos, en la letra del bélico cántico que nos definía, la palabra “cañón” por la palabra “amor”; los tristes utópicos que sabíamos que la derrota estaba pactada de antemano. <o:p></o:p></span><br />
<span lang="ES" style="font-family: 'Avenir LT Std 45 Book', sans-serif; font-size: large;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: 'Avenir LT Std 45 Book', sans-serif; font-size: large;">Pero también estaban los atemorizados que pedían con furia combatir la violencia con más violencia, los bíblicos que exigían aquello del “ojo por ojo”, los crédulos que esperaban que alguien viniera a salvarlos, los que para no sentirse solos se engañaban, sin saberlo, a sí mismos y permanecían en la oscuridad sin querer enterarse que sus guardianes eran en realidad sus captores, sus celadores.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: 'Avenir LT Std 45 Book', sans-serif; font-size: large;">No sabíamos lo que era el fuego hasta que vimos sus ígneas lenguas abatir toda fortaleza, todo resquicio. No hubo puerta o picaporte que sirviera. Todo ahí fue una emboscada.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div>Sara Uribehttp://www.blogger.com/profile/04452588319806014873noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-6530256725266097601.post-38301484623481462652011-08-21T09:58:00.000-07:002011-08-21T09:58:34.674-07:00Equipaje<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEilJ8bqOHt9l_Uhpn4jty9JWKUrV08Kzh_R-dMWAaQWkj2yOSZSDf1evkhHrMQta26pI5du0sCOV8gPmrRcWMxqOFlSo991rwXurarvlRw4xjDNtkLsL9Kn7GIewyGqOrEQ0OVU6jNjngM/s1600/haciendo+la+maleta.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="321" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEilJ8bqOHt9l_Uhpn4jty9JWKUrV08Kzh_R-dMWAaQWkj2yOSZSDf1evkhHrMQta26pI5du0sCOV8gPmrRcWMxqOFlSo991rwXurarvlRw4xjDNtkLsL9Kn7GIewyGqOrEQ0OVU6jNjngM/s400/haciendo+la+maleta.jpg" width="400" /></a></div><div class="MsoNormal"><span lang="ES"><br />
</span></div><div class="MsoNormal"><span lang="ES" style="font-size: large;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal"><span lang="ES" style="font-size: large;">1<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-size: large;">La gente va y viene. Ayer teníamos un huésped y hoy ya no. Siempre hay individuos que hacen sus maletas y parten alegremente. Siempre los hay también que se marchan tristes porque saben, de hecho, que nunca en realidad estuvieron ahí; que nunca en realidad podrán marcharse de ahí; que uno en realidad jamás se va o se queda: que todo es simulacro y utilería cuando se trata de largarse. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-size: large;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-size: large;">2</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-size: large;">Uno se va de una ciudad, de una casa, de una habitación, de una persona. Uno se va a veces de uno mismo. Uno, a veces, nunca vuelve.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-size: large;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-size: large;">3<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-size: large;">Muchas veces hice y deshice esa maleta. La coloqué decidida en el umbral dispuesta a marcharme. Supongo que algo muy dentro me decía que esa historia terminaría así: con una mujer o una mujer dando un portazo, alejándose maleta en mano sin mirar atrás. Lo cierto es que una y otra vez desoí las voces que me ordenaban empacar con premura (con la inminencia de los desde siempre desplazados). Lo cierto es que las maletas sí estuvieron en ese umbral, lo que no imaginé entonces es que sería yo quien las bajaría por las escaleras y las metería en la cajuela de un taxi para asegurarme de que al fin te fueras.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-size: large;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-size: large;">4<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-size: large;">No quise llevarme lo que no era mío. Empaqué sólo lo justo, lo necesario, lo que estaba absuelto de ti.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-size: large;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-size: large;">5<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-size: large;">En esa historia nunca hubo maletas verídicas. Nunca las habrá. Todas las pertenencias están almacenadas e intactas. Un clásico ejemplo del nunca estuvimos ahí y ahí permaneceremos todo el tiempo. Una historia no inconclusa, no fallida, sino alterna, suspendida. Es decir, tal vez en otra vida, si hubiéramos sido otros, si hubiéramos sido los mismos. En esa historia las maletas, ficticias en todo caso, éramos nosotros: un hombre o un hombre que no llega a la cita y se queda entonces extraviado en el tiempo; un hombre o un hombre que no sabe la contraseña que no tiene pasaporte; un hombre o un hombre que aún no sabe quién o dónde o cómo. Algo así como equipaje perdido en estantes empolvados. Algo así como no eres tú, es el azar. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-size: large;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-size: large;">6<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-size: large;">Empezamos a recibir invitados que llegaban con maletas de todos tamaños y colores. La casa se llenó de gente y en las habitaciones había ropa sobre la cama, zapatos por doquier, sábanas recién lavadas que serían tendidas para los recién llegados. Las luces hacia la calle daban voces de algarabía y los invitados iban y venían por los pasillos y parloteaban y pedían de comer mientras reían o charlaban de cosas simples. Hubo un momento, fue algo en verdad breve, en que sentí que las luces y los sonidos (es mezcla brillante) se confundían en una especie de silencio murmurante. Y sí, la cámara lenta de quien se sabe fuera de foco, la cámara lenta de quien entiende que todo lo que está pasando: los personajes que deambulan, el equipaje a medio deshacer, las invisibles huellas de lo que va y viene, en realidad no le pertenecen, en realidad ocurren en otra parte, en otra casa, en otro viaje que sucederá mucho tiempo después.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-size: large;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-size: large;">7</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">No quise entregarle mis pertenencias. Me resistí no con furia sino con tristeza y el forcejeo terminó cuando el ladrón se marchó con mi equipaje. Me quedé ahí en medio de una plataforma llena de gente ajena que ni siquiera volteó a mirar el desaguisado, el hurto, la felonía. Me quedé viendo cómo el hombre se marchaba entre la multitud y no hice nada, no quise hacer nada, no pude hacer nada. ¿Tenía caso ir tras él? ¿Tenía caso llamar al orden y la autoridad? ¿Qué podía robarme aquel hombre que no me hubieran robado ya? ¿Qué podía llevarse que no pudiera recuperar? ¿Qué podía ser más terrible que perderme a mí misma?</span><o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES"><br />
</span></div>Sara Uribehttp://www.blogger.com/profile/04452588319806014873noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-6530256725266097601.post-56171923828169605632011-08-15T12:20:00.000-07:002011-08-15T12:21:24.716-07:00Jornada de Nuevos Lectores Fílmicos: el nuevo arte de narrar el cine<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjdLCN00m3ETjtroUcBCjbgEJhDSEMocUl8R-7HBBT2yPx748S0NUPngz0r2nzDO6DfO4PBtU5y_WzJfzbFtK7hXGNfRqExh3fRChYdrdLr7lDn65JI32BYlDsPpasPHcz0maStuykbfn8/s1600/Lectores+f%25C3%25ADlmicos+7.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="358" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjdLCN00m3ETjtroUcBCjbgEJhDSEMocUl8R-7HBBT2yPx748S0NUPngz0r2nzDO6DfO4PBtU5y_WzJfzbFtK7hXGNfRqExh3fRChYdrdLr7lDn65JI32BYlDsPpasPHcz0maStuykbfn8/s640/Lectores+f%25C3%25ADlmicos+7.jpg" width="640" /></a></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><i><span lang="ES-MX">¿Cómo interpretaríamos el cine si las películas perdieran su sonido, dejándonos sin los diálogos de los personajes, la musicalización y el narrador que nos cuenta la historia? </span></i></span><span lang="ES-MX" style="font-size: large;">Es de esta pregunta que surgió la idea del proyecto Jornada de <a href="http://www.blogger.com/post-edit.g?blogID=6530256725266097601&postID=5617192382816960563&from=pencil" name="_GoBack"></a>Nuevos Lectores Fílmicos, evento que se llevó a cabo el pasado viernes 5 y sábado 6 de agosto del presente año en la Explanada de la Cineteca-Fototeca de Nuevo León, el cual constituyó un espacio para la interacción cinematográfica en vivo, donde poetas, guionistas, cineasta y músicos, fueron los narradores en voz en off que reinterpretaron con ayuda de la poesía, la ficción, interludios musicales, video experimental y otras disciplinas, fragmentos del legado cinematográfico universal.</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX" style="font-size: large;">Como señala el poeta regio Óscar David López, coordinador y también participante de la Jornada de Nuevos Lectores Fílmicos, “Actualmente existen artistas y poetas en varias ciudades del mundo que hacen exposiciones en filmotecas, cinetecas y cineclubs de barrio, denominando <i>Neo-benshi</i> a la acción lúdica de producir en vivo para un segmento de película específico una voz en off alternativa, logrando revivir las películas del acervo mundial con ayuda de la interpretación, traducción y yuxtaposición creativas de la idea original de los filmes. En el <i>Neo-Benshi</i> hay un interés por explorar las posibilidades de alterar la forma tradicional de la narración y el cine visto como objeto terminado. Estos nuevos <i>narradores</i> buscan comentar (reescribir, interpretar, etc.) el cine, dibujar las plataformas interactivas del nuevo siglo, presentando películas conocidas junto a nuevos cuadros de diálogo y narrativa que son destinados a yuxtaponer sus propias ideas con las que el público ya puede asociar con la película. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX" style="font-size: large;">La experiencia como participante y como espectadora fue una propositiva, divertida y polimórfica mixtura transdiciplinaria que conjugó las más diversas y provocadoras interpretaciones cinematográficas a partir de intervenciones, literarias, poéticas, performáticas y musicales. </span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-MX" style="font-size: large;">Desafortunadamente sólo pude estar presente en la segunda jornada, pero haciendo una breve reseña de las participaciones se podría afirmar que estuvieron presentes: la denuncia abierta y firme frente un contexto de violencia mediante la trasposición fílmica de un presente sin salida [Paulino Ordóñez: The woman hunter, Dir. Bernard L. Kowalski, Estados Unidos, 1972]; la relectura de Shakespeare a ritmo de heavy metal frente a los claroscuros de un albor bifurcado [Josela Ozuna: Amanecer, Dir. F. W. Murnau, Estados Unidos, 1928]; cómic y flarf como intervenciones y apuntes de un machismo subrepticio en la tensión y la fraternidad del mito del macho mexicano [Óscar David López: ¿Qué te ha dado esa mujer?, Dir. Ismael Rodríguez Ruelas, México, 1951]; una casi cómica historia de terror ochentero intervenida por el fuego que adivina que el terror en realidad es otro, el terror de la inocencia pervertida por los tiempos bajo fuego que vivimos [Odvidio Reyna: Vacaciones del terror, Dir. René Cardona III, México, 1988]; poesía pocha como una recitación en off frente a las medias, tacones, carreteras y cuerpo que en cámara lenta caen abatidos por una lenta furia de balas y poesía que difumina y ralentiza [Stalina Villarreal: Lola la trailera 3. El gran reto, Dir. Raúl Fernández López-hijo, México, 1991]; así como la estupenda musicalización electrónica de El libro de piedra (Dir. Carlos Enrique Taboada, México, 1968) a cargo de RZKXPX (RaizKrixPix).</span><br />
</div>Sara Uribehttp://www.blogger.com/profile/04452588319806014873noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6530256725266097601.post-78459353076137955442011-07-10T08:01:00.000-07:002011-07-10T08:02:27.808-07:00Nubes como ésas<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg4t0IGxsMaWhn-yEyQn2XXVtrWaABLgvDZ9CIUYb4s6CUv-1V1SSueY8EgJn4sdXXfkP8Guzivu5lSzfPj3WayYhBRU1vQklfmVA9YAUzpaigEbJQLdnt8pUoUn3fxpNW6SLuAeRTTDIc/s1600/testereo+%252874%2529.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="480" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg4t0IGxsMaWhn-yEyQn2XXVtrWaABLgvDZ9CIUYb4s6CUv-1V1SSueY8EgJn4sdXXfkP8Guzivu5lSzfPj3WayYhBRU1vQklfmVA9YAUzpaigEbJQLdnt8pUoUn3fxpNW6SLuAeRTTDIc/s640/testereo+%252874%2529.JPG" width="640" /></a></div><div class="MsoNormal"><span class="Apple-style-span" style="font-family: 'Avenir LT Std 45 Book', sans-serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: 25px; line-height: 28px;"><br />
</span></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: 'Avenir LT Std 45 Book', sans-serif; font-size: large;">Las nubes más bonitas que he visto en lo que va del año las vi hace un par de días sobre el cielo de la carretera Reynosa-Matamoros. En un auto compacto, junto a mi compañero de viaje. ¿Qué hacer cuando el cielo te regala nubes así? Bajas la velocidad y te detienes. Así, en medio de la nada. Te detienes porque no hay otra cosa que hacer sino contemplar esas nubes que lo dicen todo. O no. No te detienes y sigues porque las nubes tampoco se detienen. Sigues en movimiento y desde el auto contemplas como las nubes prosiguen también su camino. Aquí nadie se detiene, parecen asentir bellas y cínicas al mismo tiempo. Como si su belleza fuera corroborada por su nomadismo. Como si supieran que, en todo caso, ellas y nosotros compartimos esta condición efímera de errantes.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: 'Avenir LT Std 45 Book', sans-serif; font-size: large;">&<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: 'Avenir LT Std 45 Book', sans-serif; font-size: large;">Lo que vi después fueron otras nubes. Otros enjambres. Verdes enjambres de metal. Negros enjambres del anónimo que viaja en formación. Detrás de la oscuridad, esas nubes más negras y más hondas, más lejanas y más tormenta. La inminencia siempre nos vuelve otros. Otros enjambres. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: 'Avenir LT Std 45 Book', sans-serif; font-size: large;">Lo que vi después fue un saludo. Algo así como salido de la nada. Un fragmento de una película neorrealista. En las inmediaciones un pequeño caserío. Una mujer con un niño pequeño, a pie. Un tropel de soldados y el gesto. Inmediato. Imposible de habitar otro lugar y otro espacio que ése. El cronotopo instantáneo e irrepetible. Desechable. La contradicción, el interdicto. Un gesto: el niño levanta su mano y saluda a los soldados. Un niño de dos o tres años. El del fusil voltea con todo y arma, uno puede observar cómo sus músculos giran, se mueven, se accionan. Del enjambre uno puede esperarlo todo. Pero es sólo un saludo, un verde saludo que aparece y desaparece. Como si nunca hubiera existido. Ese saludo. El niño. Los fusiles. Lo verde del enjambre. Esas nubes.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: 'Avenir LT Std 45 Book', sans-serif; font-size: large;">&<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: 'Avenir LT Std 45 Book', sans-serif; font-size: large;">Las nubes más bonitas que he visto en toda mi vida le pertenecían al cielo de Jerez. Árboles al margen y carretera al frente, viajábamos sin prisa ni miedo. Viajábamos como se podía hacerlo antes. Otro país. Otros destinos. Antes de la marejada y los vaivenes. Antes de que todo territorio fuera movedizo. Otro el devenir, otro el azar. Como si el futuro que en ese entonces tenía sustento se hubiera esfumado. Como si de pronto nos hubieran dicho que no somos esa persona que creímos ser toda nuestra vida. Así. Como si envases fuésemos vaciados de nuestro contenido. Vaciados del vacío. Ese horror. Esa resistencia. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: 'Avenir LT Std 45 Book', sans-serif; font-size: large;">Las nubes más bonitas, las del cielo de Jerez, contemplaron entonces esa inocencia. La inocencia del trashumante a salvo. Éramos nosotros los viajeros, los recién llegados. Los que de un lado a otro pregonaban su extranjería. Las nubes callaban. Se trataba de unas nubes discretas que no presumían de su magnificencia. Unas nubes bellas y humildes. Podría decirse que serenas. La tranquilidad del que se sabe pleno, cabal. Esas nubes estaban ahí desde hacía siglos, impertérritas. Nosotros, en cambio, no teníamos idea de hacia dónde nos dirigíamos. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: 'Avenir LT Std 45 Book', sans-serif; font-size: large;">&<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: 'Avenir LT Std 45 Book', sans-serif; font-size: large;">Yo quiero ver otras nubes, le dije. Éstas no me convencen. Quiero seguir dándole por esta carretera, a ver nomás hacia dónde me conduce. A ver si es cierto que existen nubes así.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: 'Avenir LT Std 45 Book', sans-serif; font-size: large;">Me preguntó qué tipo de nubes buscaba y para qué. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: 'Avenir LT Std 45 Book', sans-serif; font-size: large;">Le dije que no lo sabía. Que, en todo caso, buscaba la clase de nubes que sabes que son las que buscas sólo cuando las tienes frente a ti. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: 'Avenir LT Std 45 Book', sans-serif; font-size: large;">Entonces te enteras para qué las quieres. <o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: 'Avenir LT Std 45 Book', sans-serif;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Entonces le perteneces a esas nubes, eso le dije.</span><o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: 'Avenir LT Std 45 Book', sans-serif;"><br />
</span></div>Sara Uribehttp://www.blogger.com/profile/04452588319806014873noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6530256725266097601.post-65131865764016087162011-05-23T08:56:00.000-07:002011-05-23T08:58:04.171-07:00El verdadero día del fin del mundo<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://melotragotodo.files.wordpress.com/2009/12/yellow_sky_wellman5.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="300" src="http://melotragotodo.files.wordpress.com/2009/12/yellow_sky_wellman5.jpg" width="400" /></a></div><div class="MsoNormal" style="font-family: inherit; text-align: justify;"><br />
</div><div class="MsoNormal" style="font-family: inherit; text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><span style="line-height: 115%;">De niña mi madre me contaba una historia sobre el fin del mundo que ella sobrevivió. Resulta que allá en sus mocedades se pronosticó que el fin del mundo acaecería en 1967. No recuerdo que me haya proporcionado una fecha específica, sólo conservo el dato sobre el año. El caso es que una amiga suya se lo tomó muy tan en serio el vaticinio que decidió no estudiar, no casarse, en fin, no hacer gran cosa con su vida, dada la manifiesta futilidad de labrarse un futuro que no tenía posibilidades de existencia. </span></span></div><div class="MsoNormal" style="font-family: inherit; text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="font-family: inherit; text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><span style="line-height: 115%;">Como a todos nos consta, 1967 no fue el año del fin del mundo. 1967 no cumplió la promesa apocalíptica que le habían adjudicado; en lugar de eso, transcurrió con la vitalidad, rutina y contratiempos de un año común y corriente. Así que la mujer que creía que el fin del mundo ocurriría en 1967 se quedó con un palmo de narices: sin futuro y sin presente, porque nada había construido.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="font-family: inherit; text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="font-family: inherit; text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><span style="line-height: 115%;">Hace apenas un par de días me enteré de qué iba toda esta tomadura de pelo acerca de que hoy sábado, día en que escribo la presente columna, ocurriría el tan temido día del fin del mundo. Los cálculos matemáticos de un ingeniero llamado Harold Camping habrían arrojado como resultado esta fecha para tan funesto evento. En fin, otra charada más para entretenernos, hacer bromas y dejar fluir el estrés en las redes sociales. Sin embargo, como suele ocurrir, el humor refleja y decanta muchas de nuestras preocupaciones reales, así como juicios sobre temas trascendentes.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="font-family: inherit; text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="font-family: inherit; text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><span style="line-height: 115%;">Porque lo cierto es que el verdadero día del fin del mundo está cada día más próximo a nosotros. El verdadero día del fin del mundo se ha vuelto ya nuestra sombra, acompaña nuestro caminar y nuestra vida de forma casi inherente. La cuestión es simple, me la explicaba ya mi abuela, precisamente también en mi infancia: el mundo se acaba cuando uno se muere. La cosa es que morirse, a estar alturas y en este país, es una posibilidad cada vez más cercana. La muerte se apuesta en cualquier esquina, en cualquier carretera, en cualquier rincón de cualquier ciudad, de noche y de día, ya no hay distingos ni certezas de nada. La muerte dicta los verdaderos días del fin del mundo a cada instante y de forma caprichosa.</span></span></div><div class="MsoNormal" style="font-family: inherit; text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="font-family: inherit; text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><span style="line-height: 115%;">Siempre he tenido una conciencia de la finitud bastante clara. La naturaleza ontológica del ser humano lo define como un ser mortal. La condición del ser humano implica el hecho irrevocable de que algún día habremos de morir. Sin embargo, quizá porque de otra forma no nos sería posible vivir, los seres humanos hacemos de todo por olvidar ese hecho irrenunciable. Así, hay padres que les mienten a sus hijos para ofrecerles el confort de la seguridad diciéndoles: yo no me voy a morir nunca. </span></span></div><div class="MsoNormal" style="font-family: inherit; text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="font-family: inherit; text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><span style="line-height: 115%;">No son estos tiempos de mentir ni de evadir. Todos somos blancos, objetivos. Todos estamos por default en la mirilla. </span></span></div><div class="MsoNormal" style="font-family: inherit; text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="font-family: inherit; text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><span style="line-height: 115%;">Me parece que son tiempos de asumir el riesgo de estar vivos. Son tiempos de apostarle al presente. De cobijarnos al Aquí y al Ahora como único espacio posible, como única alternativa para una plenitud tangible. </span></span><br />
</div><div class="MsoNormal" style="font-family: inherit; text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><span style="line-height: 115%;">El día del fin del mundo no ocurrirá hoy sábado 21 de mayo de 2011, y ustedes lo saben porque justo en este momento en que me leen ya es lunes 23 y sus vidas transcurren de forma relativamente normal. </span></span></div><div class="MsoNormal" style="font-family: inherit; text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="font-family: inherit; text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><span style="line-height: 115%;">El día del fin del mundo, el verdadero, ocurrirá de forma imprevista y no nos dará tiempo de empacar nada en la maleta de las lamentaciones. </span></span></div><div class="MsoNormal" style="font-family: inherit; text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><br />
</span></div><div class="MsoNormal" style="font-family: inherit; text-align: justify;"><span style="font-size: large;"><span style="line-height: 115%;">No creo que haya recetas fáciles para enfrentar la idea de la muerte. No creo que haya antídotos contra la incertidumbre que vivimos a causa de la inseguridad. No creo que por más años que padezcamos los embates de esta guerra sea posible acostumbrarse a la circunstancia de vivir en un campo minado. Sin embargo, hay ocasiones, en que como escribiera la novelista española Rosa Montero, sólo queda: respirar y seguir. Respirar y seguir. Asumir y gozar, que a pesar de todo, hoy, en este instante, estamos vivos. </span></span></div><div class="MsoNormal" style="font-family: inherit; text-align: justify;"><br />
</div>Sara Uribehttp://www.blogger.com/profile/04452588319806014873noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6530256725266097601.post-67022602919627813282011-05-16T11:51:00.000-07:002012-04-05T13:37:41.187-07:00Cartas<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi3hYOjWtsibrp2vp4h1qAzOoSXJGRBYsxu1kF5O1IjFYxT10InWBlXBhL3QD0yDm5ko1A1fYIFZX7RKHtJj2-lyIB2eZS7_vEOWqTpdaELsi5kzC7Ma0Uk4S5RDeekn5IPr-sMk2MckhA/s1600/ejemplo2.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="266" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi3hYOjWtsibrp2vp4h1qAzOoSXJGRBYsxu1kF5O1IjFYxT10InWBlXBhL3QD0yDm5ko1A1fYIFZX7RKHtJj2-lyIB2eZS7_vEOWqTpdaELsi5kzC7Ma0Uk4S5RDeekn5IPr-sMk2MckhA/s400/ejemplo2.jpg" width="400" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: inherit; text-align: justify;">
<span style="font-size: large; line-height: 115%;">A lo largo de mi vida he mantenido correspondencia con personas que han intervenido de forma decisiva en mi existencia. Durante muchos años escribí largas cartas y acudí innumerables veces a la oficina de correo postal con la intención de que, ante el azoro de algunos empleados de ventanillas grises y rostros ídem, cientos de hojas escritas a mano, enfundadas en sobres amarillos, viajaran kilómetros y kilómetros para llegar a sus destinos. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: inherit; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: inherit; text-align: justify;">
<span style="font-size: large; line-height: 115%;">Siempre he creído que el destinatario de toda carta es, primordialmente, uno mismo. Quizá por eso me agrada tanto la literatura epistolar, los libros que reúnen las cartas entre dos escritores o las novelas cuyas tramas se desarrollan a través de un intercambio de misivas. Creo que descubrimos más de nosotros mismos, de los escritores y de sus personajes, a través de esa especie de streap tease que hacemos cuando nos describimos con palabras en una carta. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: inherit; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: inherit; text-align: justify;">
<span style="font-size: large; line-height: 115%;">Confieso que ante la aparición del correo electrónico he abandonado casi en su totalidad la entrañable práctica del envío postal. ¿Qué puedo decir? Me dejé seducir por la inmediatez ¿quién puede resistirse a que sus palabras se hagan presentes en fracciones de segundos ante los ojos de su lector objetivo? ¿Quién no desea tener noticias lo más pronto posible de aquella persona de la que se desea, de la que se necesita saber cómo se encuentra, qué piensa, qué le acongoja o qué le hace feliz?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: inherit; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: inherit; text-align: justify;">
<span style="font-size: large; line-height: 115%;">Del mismo modo en que disfruté los rituales del correo postal, desde comprar el cuaderno y el bolígrafo, ese dolorcito en la mano por escribir tanto, escoger el sobre, escribir en su carátula la dirección del remitente y el destinatario, mojar con la lengua el pegamento de los bordes y cerrar definitivamente un sobre, saber que no cabe más, que el envío ha sido sellado; hasta llegar a la oficina de correos, formarse y ver la manera en que el encargado pesa tus palabras para estimar cuántas estampillas se requieren, recibir los recuadros y pegarlos en hilera o uno a uno, para, finalmente, llegar a la fase crucial del ritual, el momento en que uno introduce ese montón de palabras –que, en todo caso, sólo hablan de uno, sólo dicen quién es uno– por una pequeña rendija. Todo un orgasmo escritural ¿a poco no?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: inherit; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: inherit; text-align: justify;">
<span style="font-size: large; line-height: 115%;">Pues de ese mismo modo disfruto el horizonte de posibilidades que plantea el correo electrónico. La facilidad de poder decir y desdecirse con sólo apretar una tecla (ahora te digo esto, ahora lo corto y lo pego, lo repliego si quiero esconderme de ti o de mí misma). Ahora comienzo este correo y descubro que aún no quiero enviártelo y lo guardo en mi bandeja de borradores. Ahora busco tu dirección y pienso en un subjetc que corresponda a la naturaleza del contenido. Pensar en el título de un correo como quien piensa en el título de un poema o de un libro. Casi casi tan difícil o tan sencillo. El correo electrónico como una forma de decirse y desdecirse con premura.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: inherit; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: inherit; text-align: justify;">
<span style="font-size: large; line-height: 115%;">Quizá en el fondo todo es lo mismo. Recuerdo haber arrojado al cesto muchas hojas emborronadas, haber desechado decenas de cuartillas completas. Recuerdo haber iniciado una carta y haberla soltado para continuarlas días, meses después. Esa postergación que macera el lenguaje. Tal vez todo se reduce a la cantidad de tiempo en que tardan en llegar las palabras. Tal vez todo se resume en el poder que confiere sobre el tiempo esa inminencia, esa instantaneidad. Pero definitivamente hay algo comparten correo postal y electrónico, algo que los determina en su naturaleza: una vez enviado el mensaje no hay vuelta atrás.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: inherit; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: inherit; text-align: justify;">
<span style="font-size: large; line-height: 115%;">Lo cierto es que también he esperado muchas cartas. Lo cierto es que hay cartas que sigo esperando, cartas que sé que existen, que descansan en el buró, en el escritorio o en el disco duro de alguna computadora. Cartas que están dirigidas a mí y al mismo tiempo a mis remitentes. Cartas que me dicen quién soy y por qué razón me son escritas. Cartas que, de ser leídas, quizá cambiarían una vez más mi mundo. Cartas que <a href="http://www.blogger.com/post-edit.g?blogID=6530256725266097601&postID=6702260291962781328" name="_GoBack"></a>justo ahora necesitaría recibir.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>Sara Uribehttp://www.blogger.com/profile/04452588319806014873noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6530256725266097601.post-92126156718019841442011-05-07T11:01:00.000-07:002011-05-07T11:06:53.240-07:00Cajas<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhrNX739vXa3pK2EOZOhWm9Oh_7Rml07W-HtVNnLd5AnYDa8sXkXB9INYLVeIpSNgtK1FvGKEU_D6QPUXLxudC_lCJHJ3eTLSENEjL4sHnIabHHlAkTN_y3xwpznTrxRxLErd0LIsKccKI/s1600/cajas-de-mudanza.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><b><img border="0" height="292" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhrNX739vXa3pK2EOZOhWm9Oh_7Rml07W-HtVNnLd5AnYDa8sXkXB9INYLVeIpSNgtK1FvGKEU_D6QPUXLxudC_lCJHJ3eTLSENEjL4sHnIabHHlAkTN_y3xwpznTrxRxLErd0LIsKccKI/s400/cajas-de-mudanza.jpg" width="400" /></b></span></a></div><b><br />
</b><br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;"><span lang="ES"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><br />
</span></span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;"><span lang="ES"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Siempre me han gustado las casas grandes. Supongo que se debe a que viví mi infancia en una casa enorme. La planta alta, tan sólo, tenía seis habitaciones de muy buen tamaño. En la azotea había un cuarto que servía de bodega y la planta baja, si bien sólo tenía dos recámaras, contaba con una sala, comedor, cocina y patio muy amplios. A pesar de que sólo habitábamos la planta baja, ya que los cuartos del segundo piso los rentábamos a estudiantes, siempre me sentí dueña de toda mi casa. Y esa sensación de ser dueño de una casa, de saber que en esas paredes está tu historia, tu vida y que todo eso te pertenece, no se compara con nada, no se suple con nada. Lo sé porque a pesar de que dejé esa casa a los nueve años, entendí desde entonces lo que se siente ser dueño de algo, pertenecer a un lugar, tener raíces. <o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;"><span lang="ES"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><br />
</span></span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;"><span lang="ES"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Cuando nos mudamos de Querétaro a Ciudad Valles, llegamos a una casa infinitamente menor. Recuerdo mi desilusión y enfado. Minúscula sala y comedor, una sola recámara y un solo baño, un patiecito interior y una franja de terreno baldío. La casa del hambre, la bautizaría años más tarde en un poema. Ese fue mi casa hasta los 16 años y todavía en mis pesadillas luce sombría. Una pequeña jaula con barrotes y todo. Una fosa, pero también un túnel, un pasaporte falso y sin embargo útil. Es increíble hasta qué punto el espacio que habitamos nos define. Esa casa siempre me expulsaba, me exigía escapar ante la inminente asfixia que me provocaba. Esa casa representa toda la miseria y toda la liberación, todos los miedos y todas las batallas, todo el silencio y todas mis voces. A pesar de que aquel inmueble era mío legalmente, nunca la sentí mi hogar, porque para efectos prácticos, fue sólo un techo, un triste sitio donde guarecerse mientras la tormenta.<o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;"><span lang="ES"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><br />
</span></span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;"><span lang="ES"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">De los 16 a los 17 me fui a CONAFE, a dar clases a una pequeña comunidad cerca del ingenio de La Hincada. Los padres de familia de los niños me hospedaban en sus casas, Dormía en sus salas, en catres, en hamacas, en pequeñas camitas instaladas en algún rincón. Yo sólo era una huésped, en todo caso una intrusa, pero a pesar de la sencillez de las casas y la precaria situación económica de sus moradores, me sentía mejor siendo una huésped, me sentía mejor sabiéndome en esa especie de limbo, envuelta de la neblina que rodea al visitante, al nómada.<o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;"><span lang="ES"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><br />
</span></span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;"><span lang="ES"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Después me mudé a Tampico a estudiar la universidad y pasé tres años en una casa de asistencia compartiendo un cuarto en un segundo piso. Era una casa grande pero tan llena de gente que el espacio se acortaba. Casi nunca estaba sola. Siempre había personas en la sala y en la cocina, siempre había que esperar turno para el baño. Y aunque, por fortuna, la mayoría de mis compañeras de cuarto solían pasar poco tiempo en la habitación, de cualquier forma esa habitación tampoco fue mía.<o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;"><span lang="ES"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><br />
</span></span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;"><span lang="ES"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">A lo largo de los años fui viviendo en diferentes casas y departamentos. Todos esos lugares siempre me parecieron cajas, pequeñas cajitas de zapatos, donde yo era par o impar, según las circunstancias. Estuve siete años en el último departamento que habité en Tampico y la verdad es que no lo extraño. En realidad creo que toda mi vida lo único que en verdad extrañé fue esa casa amarilla de dos pisos de mi infancia. <o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;"><span lang="ES"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><br />
</span></span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;"><span lang="ES"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;">Hoy vivo en una casa blanca y grande. No es la casa de mi niñez. No hay historias mías escritas aún en sus muros. Hoy vivo en esta casa hecha de presente sin futuro. Hoy vivo en una casa que me resguarda y al mismo tiempo es frágil. Hoy vivo en una casa no es mía y que comparto, que aún estoy por descubrir. Hoy sé que quiero abrir todas sus puertas.</span><o:p></o:p></span></div><div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;"><span lang="ES"><br />
</span></div>Sara Uribehttp://www.blogger.com/profile/04452588319806014873noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6530256725266097601.post-86331091129959053182010-11-13T23:20:00.000-08:002012-04-05T13:36:53.456-07:00¿A quién diablos le importa la cultura?<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj8VwzkEEsRRII9nvYhKkTxPcpHU1bA4dtPWuVOm4lqsAnlzpWtlYdXZH92vogLJ0vC_1th72JskQpE2XB9xRvlpBrF24152hGnpTUdUHBcUXoybX0ohNgInezSjGbafI28LzrjGgZEv6o/s1600/adelante.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="326" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj8VwzkEEsRRII9nvYhKkTxPcpHU1bA4dtPWuVOm4lqsAnlzpWtlYdXZH92vogLJ0vC_1th72JskQpE2XB9xRvlpBrF24152hGnpTUdUHBcUXoybX0ohNgInezSjGbafI28LzrjGgZEv6o/s400/adelante.jpg" width="400" /></a></div>
<div style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><br />
</span></div>
<div style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span class="elema" style="font-family: inherit;">Tengo que admitir que extraño aquellos tiempos cuando las notas de cultura de un trío de jóvenes que pretendían hacer periodismo cultural conseguían poner de cabeza al mundillo cultural porteño. Honestamente las más de las veces no estuve en sintonía con las críticas de Miguel Domínguez, Roberto González y Josué Picazo, pero siempre celebré la iniciativa de su disenso. </span></span></div>
<div style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;"><br />
</span></div>
<div style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span class="elema" style="font-family: inherit;">Lo añoro porque pareciera que a últimas fechas gran parte de la comunidad artística y cultural de Tampico se ha limitado a mirar cómo se han empobrecido nuestros espacios y programas, como no sólo no han surgido nuevos proyectos, sino que algunos que ya tenían bases sólidas han desaparecido sin que nadie mueva un dedo, ya no para impedirlo, sino al menos para expresar su desacuerdo.</span></span></div>
<div style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;"><br />
</span></div>
<div style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span class="elema" style="font-family: inherit;">Cuando estuvo en riesgo la gratuidad de los servicios de la Casa de la Cultura de Tampico sólo escuché a una voz muy concreta cuestionar e increpar dicho proceder. Eso sí, vi muchos correos de apoyos, muchas palmaditas en la espalda para Marco Antonio Huerta, pero no leí otro texto ni vi acción alguna con la misma fuerza, con el mismo nivel de exigencia con el suyo. </span></span></div>
<div style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;"><br />
</span></div>
<div style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span class="elema" style="font-family: inherit;">Es cierto, tuve conocimiento de una manifestación donde algunos artistas solicitaban la destitución de la Directora de Cultura y también, durante las contiendas electorales, supe de las acres críticas a su labor por parte de algunos sectores de la comunidad cultural. No se piense que generalizo. No estoy afirmando que jamás se haya criticado ni reclamado las políticas y los programas culturales que nos merecemos. Lo que sustento es que la comunidad cultural tampiqueña podría y debería defender con más vehemencia su derecho a una gestión cultural transparente, eficaz e inclusiva.</span></span></div>
<div style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;"><br />
</span></div>
<div style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span class="elema" style="font-family: inherit;">¿Por qué esperar a que el director en turno haya hecho un mal trabajo para al final del trienio quejarnos de su administración? ¿Por qué no requerirle a los seis meses de haber aceptado el puesto que muestre resultados que avalen su capacidad para ocupar dicho cargo? En un mundo ideal nadie tendría que presionar a un funcionario público para que hiciera su trabajo, éste debería realizarlo cabalmente motu proprio. Lamentablemente, en la realidad que habitamos, si la sociedad civil no se responsabiliza de vigilar y exigir el cumplimiento de dichas instancias termina coludiéndose, por apatía, con las omisiones y los atropellos de quienes sabiéndose impunes hacen y deshacen a su antojo.</span></span></div>
<div style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;"><br />
</span></div>
<div style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span class="elema" style="font-family: inherit;">Estoy convencida que a una comunidad cultural tampiqueña comprometida a gestar proyectos artísticos, pero también a vigilar y en caso de ser necesario denunciar los comportamientos inadecuados de los funcionarios culturales, otro gallo le cantara. Nos pasan las cosas que nos han pasado porque no decimos nada, porque callamos, porque no nos atrevemos a exigir lo que nos corresponde, porque con este proceder les decimos a nuestras autoridades: hagan lo que quieran, aquí está su rebaño de ovejas.</span></span></div>
<div style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;"><br />
</span></div>
<div style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span class="elema" style="font-family: inherit;">Por ejemplo ¿se han percatado de la pobreza del programa de la novena Feria del Libro en Tampico? Las ferias del libro de hace algunos años incluían por lo menos dos o tres presentaciones de libros al día por parte de escritores de talla nacional e internacional. Esta feria únicamente presentará cinco libros, de los cuales sólo tres denotan un nivel de calidad propositivo y por cierto, ninguno es de literatura. Sobra decir que esta emisión no cuenta con escritores foráneos.</span></span></div>
<div style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;"><br />
</span></div>
<div style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span class="elema" style="font-family: inherit;">Ya sé lo que me van a refutar, que no hay dinero, que el país está en crisis, que agradezca que no se haya cancelado. Ése no es mi punto, mi incomodidad radica en que a la comunidad cultural tampiqueña, y sobre todo a la literaria, parece no importarle que nuestra feria, que otrora fuera un verdadero banquete literario y libresco, se haya convertido en un frugal bocadillo; tampoco parece importarles si siempre se va a llevar a cabo o no la entrega del Premio Nacional de Poesía Efraín Huerta y del Premio Nacional de Cuento Rafael Ramírez Heredia (afortunadamente tengo noticias de que, aunque extemporánea, sí será efectuada); tampoco han cuestionado dónde están las publicaciones de los ganadores del año pasado; y mucho menos por qué el Premio de Literatura Estatal 2009, convocado por el Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes, no se ha entregado aún y la convocatoria de la emisión 2010 nunca apareció. ¿Es que nadie se ha dado cuenta que la página de internet del ITCA tiene años sin ser actualizada?</span></span></div>
<div style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;"><br />
</span></div>
<div style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span class="elema" style="font-family: inherit;">“Los libros revolucionan”, reza el eslogan la Feria del Libro en Tampico. “Esta feria será revolucionaria”, afirma el boletín de prensa. A quienes eligieron estas frases me gustaría recordarles algunas acepciones la palabra revolución, según la vilipendiada RAE: inquietud, sedición, cambio rápido y profundo. Alguien revolucionario es alguien alborotador, turbulento. Ojalá la comunidad artística y cultural de Tampico tuviéramos claro que podríamos tener las autoridades culturales que esta ciudad se merece si estuviéramos dispuestos a disentir, si apostáramos a ser verdaderamente revolucionarios.</span></span></div>
<div style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;">
<br /></div>Sara Uribehttp://www.blogger.com/profile/04452588319806014873noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-6530256725266097601.post-5197146321381992472010-10-16T20:19:00.000-07:002012-04-05T13:36:33.025-07:00Escribir<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgdTXos4wEIyJZ7A78f56tIkB84ZZtp4PlDX0nlwYIAe4ca4TU10AyW6WSpTPmqkIA_MS1qhCg8dLcDmk1EWgTO41vbfCIh4-10Vbe9is4KjikBFp4bJtz4E3GUr3r4wolfIla2dSF4bUA/s1600/teclado+maquina+escribir.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="298" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgdTXos4wEIyJZ7A78f56tIkB84ZZtp4PlDX0nlwYIAe4ca4TU10AyW6WSpTPmqkIA_MS1qhCg8dLcDmk1EWgTO41vbfCIh4-10Vbe9is4KjikBFp4bJtz4E3GUr3r4wolfIla2dSF4bUA/s400/teclado+maquina+escribir.png" width="400" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: Georgia,"Times New Roman",serif; line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-size: small;"><br />
</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;">Hace un par de meses viajé a Zacatecas con la intención de asistir a tres eventos muy específicos del “Hay Festival” (un festival de literatura, música y arte organizado por el gobierno del estado). El segundo de dichos eventos consistía en una charla donde escritoras jóvenes –dos de ellas nacidas en los ochenta (Valeria Luiselli y Brenda Lozano) y otra más nacida en los setenta (Socorro Venegas)– conversarían con la “consagrada escritora Cristina Rivera Garza sobre sus primeras novelas y sobre los retos de los jóvenes en el actual panorama literario de México”. Una de las cosas que más llamó mi atención en dicho ejercicio de diálogo fue el momento en que se suscitó el recurrente cuestionamiento sobre por qué escriben los escritores, y muy concretamente, sobre qué impulsaba a estas cuatro mujeres en específico a ejercer la escritura a pesar de que vivimos tiempos duros, donde pareciera que la gente no lee y por lo mismo no importa si se sigue escribiendo o no y sobre qué se escribe. Lo que me sorprendió no fue la pregunta (que por lo regular siempre está agazapada y dispuesta a abrir sus fauces cuando se conjugan un micrófono abierto y un público frente a un escritor), lo que en verdad me pareció notorio fue que las dos escritoras más jóvenes no atinaran a formular una respuesta y sólo ofrecieran por contestación una incómoda alternancia entre balbuceos y silencio.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;"><br /></span><br />
<span style="font-family: inherit; font-size: large;">¿Por qué escriben los escritores entonces? A más de dos meses de aquel incidente la pregunta vuelve incisiva y retadora, la pregunta me interpela y me espeta: hacen falta respuestas. “¿No son éstos, tiempos demasiado apurados y violentos como para entretenerse haciendo versos?”, inquiere Marisol Vera en la última entrega de su columna, al mismo tiempo que apura una teoría para resolver dicha cuestión. La escritora tampiqueña apunta a que los escritores escriben para “recordarnos que existe lo bello aún en la sordidez”. Pero a decir verdad, si la ausencia de réplica de las nacidas en los ochenta no me dejó buen sabor de boca, tampoco esta salida romántica y fácil me convence. Digo romántica por aquello de la exaltación de La Belleza y digo fácil porque es una generalización, y como tal es falaz. Lo cierto es que nadie puede responder a una pregunta así formulada. Nadie puede saber con certeza cuál es la razón por la cual escriben “Los Escritores”. Lo que podemos contestar es por qué escribimos nosotros, qué es lo que nos impulsa de forma única a cada quien a optar por la escritura.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;"><br /></span><br />
<span style="font-family: inherit; font-size: large;">De cualquier modo yo no le apostaría a La Belleza como leitmotiv escritural. Las más de las veces la registro sólo como una sobrevaluada antigualla, como un estandarte demodé. Habría que ir más a fondo, habría que escudriñar, habría que descolocar todo lo ordenadito, lo pulcro, lo bien avenido. Habría que “testerear”. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;"><br /></span><br />
<span style="font-family: inherit; font-size: large;">“Necesitamos escribir nuestros libros de coraje, nuestros libros donde las víctimas no sean olvidadas. Decirle a los demás, con nuestras palabras, pintura, con el arte, que no dejaremos de no conmovernos con sus desgracias. Que la literatura sirva para algo más allá del goce, carajo”. Esta es la respuesta textual del narrador regio Antonio Ramos.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;"><br /></span><br />
<span style="font-family: inherit; font-size: large;">“Porque la escritura, por ser escritura, invita a considerar la posibilidad de que el mundo puede ser, de hecho, distinto. Porque el mecanismo secreto del texto es la imaginación (…) Porque la imaginación es otro nombre de la crítica y, éste, el otro nombre de la subversión. Porque el que escribe no se adaptará jamás (…) Porque utilizar el lenguaje o dejarse utilizar por él, eso es una práctica cotidiana de la política. Trastocar los límites de lo inteligible o de lo real, que eso y no otra cosa es lo que se hace al escribir, es hacer política (…) Porque, francamente, no sé hacer otra cosa”. Esta es la respuesta textual de la narradora tamaulipeca Cristina Rivera Garza.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;"><br /></span><br />
<span style="font-family: inherit; font-size: large;">“Uno escribe porque no hay ocupación más torpe y desdichada que vivir”. Esta es la respuesta textual de la poeta tampiqueña Gloria Gómez.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;"><br /></span><br />
<span style="font-family: inherit; font-size: large;">“Porque no hay otra cosa más que argüir contra la nada (…) para decir lo que no somos, para andar huyendo siempre, para abjurar lo impronunciable y esconderse entre azoteas y no dormir si no está uno cobijado a una palabra, escribir para que nadie nos mienta, para que nadie nos diga que estamos bien, que nos vemos ya más repuestos, escribir con la turbia sed de los toscos, de los que a pesar de todo nunca están contentos con la vida, escribir cuando ya nada hace falta, cuando de veras uno podría morirse y nada alteraría todas las demás cosas y nada redimiría todas las demás cosas”. Esta es por el momento la mía. La pregunta sigue ahí, agazapada.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<br /></div>Sara Uribehttp://www.blogger.com/profile/04452588319806014873noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-6530256725266097601.post-21310753799572781182010-09-18T15:37:00.000-07:002012-04-05T13:36:11.410-07:00Las serpentinas del olvido<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgZwBuPEorfT_jAuyixX6tio3pF6AQGWXl_9yJ5AKSyWyRGQ8sFTaTBymL6V-pU1YzQ4teOi62vHZWvC76_RAc2JMyRN5ezIPECI78LSsw8yBD1odgwRWTS_0duObQWB98uH2dgWfcufjg/s1600/BANDERA+MEXICO.bmp" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="292" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgZwBuPEorfT_jAuyixX6tio3pF6AQGWXl_9yJ5AKSyWyRGQ8sFTaTBymL6V-pU1YzQ4teOi62vHZWvC76_RAc2JMyRN5ezIPECI78LSsw8yBD1odgwRWTS_0duObQWB98uH2dgWfcufjg/s400/BANDERA+MEXICO.bmp" width="400" /></a></div>
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<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large; line-height: 115%;">Luego de todo el bombo y platillo del que estuvieron rodeados los preparativos de los festejos del gobierno federal con motivo del Bicentenario de la Independencia de México (acotemos aquí el exorbitante presupuesto, los organizadores extranjeros contratados con la debida antelación y toda la parafernalia mediática desplegada en las televisoras), yo francamente me esperaba otra cosa.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large; line-height: 115%;">Apenas ayer leía una columna en la que se criticaba la pésima cobertura del evento por parte de las televisoras (con excepción de CNN). El columnista hacía notar sus fallas técnicas y su provincianismo: su falta de visión y de propuesta, lo mediocre y poco creativo de su oferta. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large; line-height: 115%;">Pero si la cobertura es criticable, la calidad y la propuesta del evento en sí lo resulta más. Que hayan logrado congregar a más de cuarenta mil personas en el Zócalo no es logro alguno, en una ciudad de más de veinte millones de habitantes tal cantidad resulta ridícula. Y más allá de la asistencia, la cual estaba asegurada de antemano, el asunto es que la naturaleza de un evento histórico de tal envergadura merecía un espectáculo de altura y, para ser francos, lo que pudimos apreciar los televidentes desde casa dejaba mucho que desear. No dudo que quieres estuvieron presentes se la hayan pasado bien y se hayan divertido, pero el suma todo el numerito no me pareció más que un remedo de una fiesta de pueblo, pero qué digo si las fiestas de pueblo son mucho más bonitas y tienen más sentido. El adjetivo que estoy buscando tiene más que ver con la fatuidad, eso: se trató de un espectáculo pretencioso, con ínfulas, una promesa de algo inolvidable y soberbio que se quedó sólo en eso, en promesa.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large; line-height: 115%;">Porque, planteémoslo así, honestamente nadie puede aseverar que será inolvidable para todos los mexicanos haber oído cantar a Paulina Rubio y a Aleks Syntek (lo increíble es que de toda la extensa gama de cantantes nacionales escogieran precisamente a una de las más ignorantes y superficiales). Nadie puede aseverar que será inolvidable haber oído cantar a Natalia Lafourcade o a Armando Manzanero. Incluso, nadie puede afirmar que un puñado tenores y Eugenia León sean inolvidables. Nadie puede afirmar que un desfile deslucido, que unos carros alegóricos que no tenían nada fuera de lo común, que un grupo de animosos pero descuadrados voluntarios siguiendo los pasos de coreografías de tablas rítmicas mal hechas (peores que esas que todos alguna vez bailamos en la primaria), ataviados con disfraces y utilería que bien podían haber salido de alguna de las telenovelas de Televisa o Tv Azteca, van a ser inolvidables. Nadie puede aseverar que unos acróbatas sobrevaluados formando la palabra México con sus cuerpos y haciendo un performance de bajo presupuesto van a ser realmente inolvidables. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large; line-height: 115%;">Mi punto es precisamente ese: todo lo que hubo en esa fiestecita tan cara y tan cacareada es perfectamente olvidable. Los adornos monumentales, las caras tricolores, las banderitas, la raza bailando slam a ritmo de La Maldita, la pirotecnia multicolor e incluso el anodino grito de un Calderón que se veía chiquito, chiquito (vamos, que se veía de la estatura del evento que estaba presidiendo).<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large; line-height: 115%;">La pregunta es ¿qué es lo que si vamos a recordar al paso de los años? ¿Qué es lo que si merece la pena ser recordado? Yo creo que lo no deberíamos permitir que cayera en el olvido son nuestros muertos. Pero no desde la necrofilia de un discurso patriotero, no desde el ritualismo barato (la exhibición de urnas y restos humanos) ni desde la exaltación de una heroicidad impoluta. Yo creo que lo que no debemos olvidar es que el pasado es siempre nuestro presente; que el pasado es siempre futuro.</span><br />
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></div>Sara Uribehttp://www.blogger.com/profile/04452588319806014873noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-6530256725266097601.post-36809344681285843992010-09-12T12:07:00.000-07:002012-04-05T13:35:51.570-07:00Barcos de papel<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
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<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large; line-height: 115%;">Con Carlos González Salas platiqué una sola vez en mi vida. A su casa, a su habitación, a la vera de la cama donde yacía me condujo Marco Flores, actual Cronista Vitalicio de Tampico. El asunto que en aquel entonces me llevaba a visitarlo tenía algo que ver con la presentación de un libro de un viejo amigo suyo. Recuerdo que aproveché la ocasión para obsequiarle un libro mío y él preguntó sobre el estado de las cosas con la literatura contemporánea en el puerto. Con apatía le dije lo sabido: que no había mucho que contar. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large; line-height: 115%;">Esa fue la primera vez que lo vi en persona y la única que conversé con él. Sin embargo puedo decir que años atrás había establecido una suerte de relación con él, o más bien dicho, con sus libros. Me explico: hace aproximadamente una década el padre hizo una donación de libros a la biblioteca del Instituto de Estudios Superiores de Tamaulipas. No consigo precisar si todavía me encontraba ahí en calidad de universitaria o ya me desempeñaba como profesora, lo que si recuerdo es que ese acervo, el que había donado Carlos González Salas, lucía siempre solitario.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large; line-height: 115%;">A ese acervo me acerqué y de ahí extraje para mi disfrute una gran cantidad de títulos de literatura, ciencias sociales y filosofía. No sería sino hasta mi ingreso como Jefa del Archivo Histórico que me encontraría directamente con la vasta obra escrita por el entonces Cronista Vitalicio y quedaría maravillada con la minuciosidad de los tres tomos de su Historia de la Literatura en Tamaulipas. Debo señalar que sólo por lo completo y exhaustivo de este trabajo me parece encomiable y difícilmente superable la labor como investigador e historiador que realizó Carlos González Salas; y lo anterior lo afirmo con el conocimiento de causa de quien ha leído las demás antologías sobre historia de la literatura en nuestro estado.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large; line-height: 115%;">En días pasados el Archivo Histórico de Tampico y el ahora Cronista Vitalicio de Tampico, Marco Flores Torres, le organizamos un pequeño homenaje a Carlos González Salas. Se trató de un evento desmarcado de protocolos, más bien una reunión entre amigos. Por eso me dio gusto escuchar las anécdotas que cada uno de los oradores compartió. Ahí conocí a un Carlos González Salas impráctico, inútil para la vida ordinaria, un Carlos González Salas huraño que decidió amurallarse por un tiempo, un Carlos González Salas idealista y quijotesco, un hombre apasionado por el conocimiento y por su fe, un hombre entregado a sus ideas y a sus acciones, en suma: un hombre bueno, tal como lo describió el Lic. Compeán Vibriesca.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large; line-height: 115%;">Ese mismo día, luego del homenaje, al salir del Archivo fui con mi compañera de trabajo Honoria a la casa del padre, me había comentado que Reyna, una de las muchachas que estuvo a su cuidado quería donar al Archivo algunas de las obras de su autoría, reconocimientos y diplomas. Así fue como por segunda vez volví a ese departamentito, ahora vacío sin el padre. Así fue como estando ahí supe que estaban en venta algunos de los libros de la biblioteca de Carlos González Salas y empecé a revisar el material previamente clasificado: literatura, filosofía y teología, entre otros rubros. Escogí algunos libros, casi todos de poesía, la mayoría de Octavio Paz. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large; line-height: 115%;">Así es como ahora, de nuevo a través de sus libros (de sus anotaciones, de sus subrayados, de los pequeños papelitos que al descuido se quedaron guardados entre sus hojas), me preparo a entablar una relación bibliófila con los libros que alguna vez Carlos González Salas tuvo en sus manos, en su escritorio, en su buró, y que ahora yacen en la mesita al lado de mi cama.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></div>Sara Uribehttp://www.blogger.com/profile/04452588319806014873noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6530256725266097601.post-76820979661971075142010-08-28T11:04:00.000-07:002012-04-05T13:35:27.759-07:00¿Es esto acaso una fiesta?<link href="file:///C:%5CDOCUME%7E1%5CSARAUR%7E1%5CCONFIG%7E1%5CTemp%5Cmsohtmlclip1%5C01%5Cclip_filelist.xml" rel="File-List"></link><o:smarttagtype name="PersonName" namespaceuri="urn:schemas-microsoft-com:office:smarttags"></o:smarttagtype><link href="file:///C:%5CDOCUME%7E1%5CSARAUR%7E1%5CCONFIG%7E1%5CTemp%5Cmsohtmlclip1%5C01%5Cclip_themedata.thmx" rel="themeData"></link><link href="file:///C:%5CDOCUME%7E1%5CSARAUR%7E1%5CCONFIG%7E1%5CTemp%5Cmsohtmlclip1%5C01%5Cclip_colorschememapping.xml" rel="colorSchemeMapping"></link><style>
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large;">Mientras nuestro presidente insiste en tener razones para festejar el Bicentenario de <st1:personname productid="la Independencia" w:st="on">la Independencia</st1:personname> de México, aquí todos hablan de irse, de los que se están yendo, de los que hace tiempo se marcharon.<o:p></o:p></span><br />
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large;">Abandonar un territorio, una ciudad, un país. Dejar las puertas abiertas, los cajones revueltos. La celeridad del fugitivo. El estrépito de la huída como una estela insalvable. Perder tierra, perder anclaje. <o:p></o:p></span><br />
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large;">Los hay que planean la evacuación a McAllen o a Brownsville. Los hay que huyen hacia estados del centro o del sur. Alejémonos del norte, de los bárbaros y su progenie. Emigremos hacia parajes menos álgidos, susurran en sus noches de vigilia. Los que se marchan no lo hacen por gusto, nadie quiere partir del hogar. Se van porque temen que seguir viviendo aquí, tarde o temprano signifique no poder seguir viviendo. Irse.<o:p></o:p></span><br />
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large;">Los que se van dejan atrás esos letreros que ahora vemos por todas partes: se vende o se renta casa, dicen. Los que se van no pueden olvidarse (estoy segura) de lo que aquí se queda. No pueden cerrar los ojos. Saben que tras de sí: arenas movedizas. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large;">Los que se han ido, desde su lejanía me interrogan.<o:p></o:p></span><br />
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large;">Los desde fuera, se han quedado aquí. Los que aquí nos hemos ido.<o:p></o:p></span><br />
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large;"> ¿Cómo hacer una fiesta en medio de un luto que no cesa? <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large;"> ¿Cómo festejar el pasado desde este no-presente? <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large;"> ¿Cómo pensarnos independientes y en libertad si ya presos, si ya bajo el yugo de legítimos e ilegítimos tiranos?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large;"> ¿Cómo festejar en un territorio, una ciudad, un país que día a día desaparece?<o:p></o:p></span><br />
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large;"> Esta tristeza es más que un número (setenta y dos), más que un encabezado invisible (inserte aquí el nombre de los nunca indiciados), más que la intuición del precipicio (inserte aquí sus temores) ( vuélvalos a insertar).<o:p></o:p></span><br />
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large;">Mientras Aleks Syntek (pagado por el gobierno federal) intenta motivarnos al convite tarareando una canción que habla de otro país, de otras calles, de otro futuro que no es el nuestro. Mientras recurre al baratísimo recurso de las voces infantiles que pretenden dar ese matiz esperanzador a una cantinela insulsa. Mientras el chantaje mediático (pero lucrativo) de “Iniciativa México” tranquiliza (porque trivializa y distrae) a las mortificadas buenas conciencias.<o:p></o:p></span><br />
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large;"> Mientras esta tristeza se va haciendo más subrepticia y esta desesperanza se vuelve una certeza, en algún sitio cercano estalla otro recordatorio del caos y la incertidumbre. Un indicio del azar.<o:p></o:p></span><br />
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large;">¿Mi sugerencia para Calderón? Hagamos una fiesta nómada: recorramos en caravana cada rincón de madrugada. Arrojemos serpentinas sobre los féretros. Arrojemos confeti en carreteras y calles intransitables, bloqueadas. Partamos el pastel y soplemos sobre las doscientas velitas en los hospitales donde los heridos, en las mesas vacías de los deudos, en las cárceles atestadas de los parias (los así despojados de toda humanidad por su propio primer mandatario).<o:p></o:p></span><br />
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span lang="ES"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">Hagamos una fiesta sin memoria, un divertimento, un regocijo banal. A salud de los huérfanos, de los padres que han perdido a sus hijos, de las mujeres violadas, de los extorsionados y los que han padecido alguna vejación. Bebamos y cantemos. Encendamos otra vez la pirotecnia. </span><span style="font-family: Arial, sans-serif;"><o:p></o:p></span></span></div>
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<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: Arial, sans-serif;"><br />
</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: Arial, sans-serif;"><o:p></o:p></span></div>Sara Uribehttp://www.blogger.com/profile/04452588319806014873noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-6530256725266097601.post-53572415717727350822010-08-28T10:52:00.000-07:002012-04-05T13:34:18.859-07:00Puro teatro<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://www.madridmemata.es/wp-content/uploads/2010/01/teatro.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="240" src="http://www.madridmemata.es/wp-content/uploads/2010/01/teatro.jpg" width="320" /></a></div>
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</style> <br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<br />
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large;">A pesar de que me gusta mucho el teatro, casi no suelo ir a ver montajes tampiqueños. ¿La razón? La mayoría de las puestas en escena que he presenciado desde hace ya catorce años son malísimas. Malo el libreto, mala la escenografía, malas las actuaciones y mala la dirección. De las contadas obras que han valido la pena, y de quien a mi juicio ejerce la dirección y la creación artística cabalmente, ya he hablado antes en este espacio, así que no ahondaré ahora. <o:p></o:p> </span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large;">Lo que sí me gustaría detenerme a analizar son las características y el nivel de calidad del tan cacareado XXIX Concurso Estatal de Teatro “Rafael Solana”. Y es que, con casi tres décadas de existencia, el certamen teatral con más antigüedad en el país dista mucho de ser un ejemplo de madurez o consolidación, tanto en aspectos relativos a la organización, difusión y logística, como en aquellos referentes al valor artístico de las obras ahí presentadas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large;">Números de belly dance sin respaldo argumental alguno; remedos de clowns más allá de lo amateur; “libretos originales” carentes de propuesta estética y plagados de lugares comunes; malas, malísimas actuaciones con participantes que no tienen ni un mínimo de aptitud para el manejo de voz y la dicción. La lista podría seguir, pero para qué aburrirlos. Que conste que no se trata de una generalización. Si hubo alguna obra que valiera la pena en el programa (y me refiero exclusivamente a las obras participantes, no así a las obras muestra), honestamente no tuve oportunidad de verla. La pésima organización y la falta de respeto que demostraron tener algunos directores y algunos organizadores para con el público asistente fueron las causales. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large;">Especifico la obra en cuestión: la multipremiada “Macbeth”. La glosa es la siguiente: al director invitado (Medardo Treviño) y al organizador del evento (Demetrio Ávila) se les olvidó el “pequeño” detalle de advertir en el programa que el cupo para este montaje sería limitado. Lo acordaron ese día en la mañana, lo advirtieron al público unos momentos antes del ingreso. El resultado: un portazo en la nariz, aclaro: un literal portazo en la nariz para quienes no alcanzamos “boleto” (entre ellos un grupo de participantes provenientes de Reynosa). Ni les importó ni tuvieron la decencia de salir a ofrecer una disculpa o explicación, cómo para qué, en todo caso el tiempo del público, los compromisos cancelados para asistir son irrelevantes a su juicio, supongo. Habría que dejar bien claro aquí que la única persona que tuvo la amabilidad y responsabilidad de acercarse para brindarnos una disculpa así como opciones, fue Sandra Muñoz, a quien agradezco la gentileza de lidiar con nuestra justificada frustración. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large;">Lo cierto es que no es necesaria una sesuda reflexión para saber por qué es tan deficiente la calidad del teatro no sólo en Tampico, sino en Tamaulipas –y que conste que esta opinión no es exclusiva de una servidora, han sido los propios jurados del concurso quienes en repetidas emisiones han puesto en evidencia, mediante juicios severos y contundentes, la poca o nula capacidad y talento de los teatristas tamaulipecos. ¿Qué, sino la ausencia de un programa sólido de formación y capacitación continua ha sido el caldo de cultivo para el cacicazgo de improvisaciones, inercias y corruptelas en torno al quehacer teatral en nuestro estado? ¿Qué, sino la ineficacia y desdén de quienes han estado a cargo de dicha tarea a lo largo de todos estos años? <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<br /></div>Sara Uribehttp://www.blogger.com/profile/04452588319806014873noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-6530256725266097601.post-32629555518164684352010-08-07T17:22:00.000-07:002012-04-05T13:33:42.150-07:00Traileros, sangre y palomitas<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhO0kxPxVL53W9h5OjGBPheUVRqXomrjx6duhoZ6jbQJ16LdIHm6b1CknQHdWLXIpvImmMMFfTy-1dPlngjoKMhNGhlYXm6dJygaww8NjKtbbySxBg5Gjc6MSZ4P2yxyHI2lT-sqNJTNEY/s1600/CitrusPopcorn-729761.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="357" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhO0kxPxVL53W9h5OjGBPheUVRqXomrjx6duhoZ6jbQJ16LdIHm6b1CknQHdWLXIpvImmMMFfTy-1dPlngjoKMhNGhlYXm6dJygaww8NjKtbbySxBg5Gjc6MSZ4P2yxyHI2lT-sqNJTNEY/s400/CitrusPopcorn-729761.jpg" width="400" /></a></div>
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<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large; line-height: 115%;"><br /></span><br />
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large; line-height: 115%;">FM<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large; line-height: 115%;">Hubo una temporada en mi infancia en que no podía dormir. Iba a la cama y simplemente me quedaba ahí, en la quietud de las sábanas y la oscuridad pero sin poder conciliar el sueño. Cuando los episodios de insomnio infantil se fueron haciendo más constantes y los remedios caseros para conciliar el sueño o incluso las gotas homeopáticas no resultaron, mi madre accedió a una peculiar petición de mi parte. Le pedí que me obsequiara unos audífonos que incluían una radio adaptada en cada uno los lados de las orejeras. Así, cuando las luces se apagaban y mi madre y mi hermana se disponían a dormir, yo encendía mi radio e iniciaba para mí un viaje inédito por carreteras y mundos distantes. <o:p></o:p></span><br />
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large; line-height: 115%;">Resulta que por las noches sintonizaba un programa dedicado a los traileros. Eso, a los traileros que tenían que desvelarse en sus trayectos y a quienes los locutores trataban de mantener despiertos con las más diversas estrategias. El programa incluía diversas secciones que iban desde sangrientas, grotescas e increíbles historias de terror, hasta noticias extrañas, divulgación tecnológica y científica, notas de la farándula, recomendaciones de películas, información turística y, desde luego, un acompañamiento musical guapachoso y tropicalero, salpicado de recados o advertencias sobre tráfico y condiciones climáticas en las diversas partes del país. Los traileros por su parte se comunicaban a cabina para mandar saludos a sus novias, para pedir complacencias musicales o simplemente para opinar sobre los temas del programa. <o:p></o:p></span><br />
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large; line-height: 115%;">Es así como durante un par de años (que fue lo que si no mal recuerdo me duró el insomnio), todas las noches hacía esos recorridos, a través del radio, a través de la voz de locutores y traileros por las imaginarias carreteras de un mundo que me parecía fascinante.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large; line-height: 115%;">AM<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large; line-height: 115%;">Ya casi no escucho el radio ahora, pero cuando supe que Alicia Heredia estaría conduciendo un programa semanal de radio en TampicoCultural, me apresuré a sintonizarla en mi computadora. La primera emisión empezó algo tarde y por cuestiones de horarios no pude oírla completa. No hizo falta, un par de días después la escuché a través del podcast de la página. <o:p></o:p></span><br />
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large; line-height: 115%;">“Sangre y palomitas” recibe al radioescucha con el característico sonido del microondas que avisa que podemos recoger nuestro rechoncho y humeante paquete, prestos a engullirlo. El formato es más o menos el tradicional: podremos escuchar algunas rolas o fragmentos de ellas (fondeando o sirviendo de pausas dentro del programa) y oiremos a sus dos conductoras (las mordaces Alicia Heredia y Maripili Hurtado) comentar algunas notas sobre televisión y cine (entre otros temas periféricos), así como interactuar con algunos miembros de la cabina. <o:p></o:p></span><br />
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large; line-height: 115%;">Lo cierto es que si bien el formato y la idea en sí del programa no es nada nuevo bajo el sol, hacía un muy buen rato que no disfrutaba de una emisión tan desparpajada, tan sin falsos acartonamientos y con ese humor ligeramente ácido y mórbido tan característico en Alicia. La grata sorpresa para mí aquí ha sido Maripili Hurtado (con quien en realidad sólo había cruzado antes unas cuantas palabras en algunos eventos culturales), a quien descubro una (inter)locutora espontáneamente incisiva (si utilizara una metáfora para describir su rol en la mancuerna Heredia-Hurtado, sería como cuando las palomitas les pones limón y sal, no picante, sino sólo limón y sal, imaginen esa sensación en la lengua al probarlas, a eso es a lo que me refiero).<o:p></o:p></span><br />
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large; line-height: 115%;">Así que desde ya me declaro fan de “Sangre y palomitas”. El horario es un poco difícil para mí (jueves de cuatro a cinco), pero para eso está siempre el podcast en TampicoCultural. Sintonícenlas, de verdad se los recomiendo (esta recomendación no aplica para pacatos, pudibundos y susceptibles).</span><br />
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-size: 14pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></div>Sara Uribehttp://www.blogger.com/profile/04452588319806014873noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-6530256725266097601.post-88153423305419378192010-07-10T19:42:00.000-07:002012-04-05T13:33:15.172-07:00Medea y Jasón<link href="file:///C:%5CUsers%5CSARAUR%7E1%5CAppData%5CLocal%5CTemp%5Cmsohtmlclip1%5C01%5Cclip_filelist.xml" rel="File-List"></link><link href="file:///C:%5CUsers%5CSARAUR%7E1%5CAppData%5CLocal%5CTemp%5Cmsohtmlclip1%5C01%5Cclip_themedata.thmx" rel="themeData"></link><link href="file:///C:%5CUsers%5CSARAUR%7E1%5CAppData%5CLocal%5CTemp%5Cmsohtmlclip1%5C01%5Cclip_colorschememapping.xml" rel="colorSchemeMapping"></link><style>
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://www.tampicocultural.com.mx/tc/images/stories/eventos/2010/junio/medeagrande.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="264" src="http://www.tampicocultural.com.mx/tc/images/stories/eventos/2010/junio/medeagrande.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;"><br />
</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;">1</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;">A un costado los jadeos, la respiración entrecortada. Mano contra el muro: Medea. Cabello en la cara, sudor que resbala. Hay un hombre al otro lado de la habitación (todos lo sabemos, todos lo hemos visto, lo hemos sentido llegar con estrépito). Ella: medio cuerpo flexionado, contorsión interna, nudo. Ella la hechicera, la doliente, la injuriosa. Es Medea quien recarga su cabeza en la pared y al alzar de nuevo el rostro proyecta Esa mirada, lo terrible de Esa su mirada en mí / a través de mí. Medea, a no más de treinta centímetros, mirándome, no a mí pero de alguna forma a mí ¿me explico? Medea acortando la distancia, rozándonos, tocándonos, flotando entre nosotros, trastocando todo a su paso, disgregando su voz y su aliento, apropiándose del aire, haciéndolo cada vez más denso como si quisiera decirnos aquí todos van a respirarme: Aquí, la respiración soy yo.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;">2</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;">Tomar un espacio vacío y habitarlo. Construir un escenario ahí donde no se espera, donde no hay posibilidad de huida, donde por proximidad las acciones nos conciernen. [Es Jasón quien nos abre la puerta de su infierno, es Jasón quien irrumpe, pero ¿quiénes somos todos nosotros los que ahí? La sensación de ser una intrusa. Esto es una pesadilla ajena, una casa ajena, una historia ajena me digo, nos decimos, pero ¿cómo, si la voz de Medea profiere lo que también en nuestras gargantas? ¿Si los silencios del hombre que deambula, que se agita, que se disuelve, son también, en todo caso, nuestros?] “Puedo tomar cualquier espacio vacío y llamarlo un escenario desnudo. Un hombre camina por este espacio vacío mientras otro le observa, y esto es todo lo que se necesita para realizar un acto teatral “(Peter Brook, El espacio vacío).</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;">3</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;">Para probar los límites de la relación entre el artista y el público, Marina Abramović desarrolló una de sus performances más exigentes (Ritmo 0, 1974). En ella adoptaba un rol pasivo, mientras el público la forzaba a realizar la actuación. Colocó sobre una mesa 72 objetos que la gente le permitiera usar en la forma que ellos eligieran. Algunos de estos objetos podían dar placer, mientras otros podían infligir dolor o incluso dañarla. Entre ellos había tijeras, un cuchillo, un látigo, una pistola y una bala. Durante seis horas la artista permitió a los miembros de la audiencia manipular su cuerpo y sus acciones. Inicialmente, la audiencia reaccionó con precaución y pudor, pero a medida que pasaba el tiempo (y la artista permanecía impasible) mucha gente empezó a actuar muy agresivamente. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;">4</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;">[Espectador: dícese de quien aprecia una obra o asiste a un espectáculo] Intrusos. Intrusos que observan y callan, que se rehúsan, que cambian de lugar, de posición para no alterar el orden. Yo los vi replegarse (cuando yo me replegué), yo los vi rehuir al contacto (cuando yo lo rehuí), yo vi a los que no podían sostener la mirada (cuando yo tampoco pude) ¿Quiénes somos todos nosotros los (espectadores) que aquí? [Neutralizar la separación del espacio introduciendo al espectador en la representación] ¿Somos acaso algo más que invasores de predios?</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;">5</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;">A un costado el mar. Medea es el mar. Jasón es el mar. Ella teje y desteje una oquedad, una herida, todas las cosas que las olas hasta las costas suelen arrastrar. Ella maldice como quien reza y sus letanías y sus injurias son sólo un murmullo apenas audible. Medea (la toda lluvia) abraza a Jasón (el todo naufragio) a no más de treinta centímetros de mí (sobre el suelo escurre el agua de sus vestimentas, sobre el suelo sus delirios y estertores son sólo míos). Puedo oler el perfume de Jasón a no más de treinta centímetros. A un costado Medea y Jasón se abrazan: [todos los miramos enmudecidos] están solos, solos, solos.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;">6</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;">Considére(se) todo lo anterior una invitación, una provocación para cuestionar(se) los límites entre el actor y el espectador [La Compañía A-TAR y de Concéntrica Artes Aplicadas, presentan (sí, en Tampico) el montaje Medea y Jasón (versión de Gerardo Castillo), con las actuaciones de Sandra Muñoz y Luis René Ramos, bajo la dirección de Marcial Salinas].</span></div>Sara Uribehttp://www.blogger.com/profile/04452588319806014873noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6530256725266097601.post-67415204886733369522010-06-20T09:12:00.001-07:002012-04-05T13:32:55.836-07:00Feliz día del padre gay<link href="file:///C:%5CUsers%5CSARAUR%7E1%5CAppData%5CLocal%5CTemp%5Cmsohtmlclip1%5C01%5Cclip_filelist.xml" rel="File-List"></link><link href="file:///C:%5CUsers%5CSARAUR%7E1%5CAppData%5CLocal%5CTemp%5Cmsohtmlclip1%5C01%5Cclip_themedata.thmx" rel="themeData"></link><link href="file:///C:%5CUsers%5CSARAUR%7E1%5CAppData%5CLocal%5CTemp%5Cmsohtmlclip1%5C01%5Cclip_colorschememapping.xml" rel="colorSchemeMapping"></link><style>
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</style> <br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://sinfoniadeletras.files.wordpress.com/2009/10/padre_e_hijo_14082006bycme.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="300" src="http://sinfoniadeletras.files.wordpress.com/2009/10/padre_e_hijo_14082006bycme.jpg" width="400" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span lang="ES" style="font-family: inherit;">Cuando los activistas en contra de la adopción por parejas homosexuales despotrican argumentando el derecho de los niños a tener un padre y una madre convencionales (es decir, la figura idílica que la mentalidad hetero-monógamo-católica ha construido) por ser éste el arquetipo de un núcleo familiar sano y armónico, pienso en los recientes casos que movilizaron mediáticamente a la sociedad mexicana: el de Paulette Gebara y el del “Medeo” de Tepito. Padres heterosexuales que autosecuestran, asesinan, violan, venden y/o maltratan a sus hijos abundan. Basta con teclear el tema en algún buscador y una larga lista de ejemplos nos tendría pegados al monitor por horas, asqueados entre el morbo y la indignación.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span lang="ES" style="font-family: inherit;">La posibilidad de ser un mal padre no es ni remotamente una condición exclusiva de la comunidad LGTB. La posibilidad de ser un mal padre es una potencialidad que compartimos todos los seres humanos, heterosexuales o no. Tristemente algunos activistas no se cansan de formular y difundir la imagen del padre de familia que por ser homosexual va a tener sexo delante de sus hijos o va a abusar de ellos. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span lang="ES" style="font-family: inherit;">Lo que ocurre con esta clase de prejuicios y estereotipos tiene que ver con lo que la novelista nigeriana Chimamanda Adichie denomina como “El peligro de una sola historia”. Cuando conocemos un país, un grupo social o una persona a través de una historia unívoca, desarrollamos una cortedad de visión que nos proporciona un pequeño ángulo, una ínfima rendija en el vasto horizonte de comprensión de la realidad. Así, como bien señala Adichie, si únicamente mostramos un aspecto de lo definido, el mexicano seguirá siendo para muchos no más que un “inmigrante abyecto” y los africanos no podrán ser sino “mitad demonios, mitad niños” habitantes de un continente envuelto en guerras y harapos. Si únicamente mostramos una parte de la verdad, condenamos automáticamente a ese país, a ese grupo social o a esa persona a no tener más voz que la nuestra. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span lang="ES" style="font-family: inherit;">Si yo hubiera seguido este patrón de conducta, si yo hubiera generalizado a partir de un solo aspecto, seguramente habría crecido pensando que la opción de tener un padre heterosexual no era, por mucho, la mejor. La última vez que vi a mi padre fue hace más de veinte años [Un hombre que aparece luego de años de no verlo, que aparece para desaparecer de forma definitiva. Esa es la idea que yo tendría de un padre: un extraño mago sin sombrero, ni truco, ni pañuelo].<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span lang="ES" style="font-family: inherit;">Una historia única se forja a fuerza de cosificar a un pueblo, un colectivo o un sujeto. Repetir una y otra vez una idea hasta que ésta se vuelve verdadera, absoluta e inamovible a los ojos de los demás. El peligro de los estereotipos no es que sean falsos, sino que sólo nos muestran una parte del todo. Un individuo es siempre mucho más que su orientación sexual y la comunidad LGTB no es sólo los desfiles coloridos, los antros gay, el personaje del estilista jotita de las telenovelas, el cliché de la lesbiana peleonera odia-hombres y el travesti que se viste de Marisela.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">Se tendrían que contar las Otras historias de todos los padres y madres de familia pertenecientes a la comunidad LGTB. Tendríamos que estar dispuestos a oírlas.</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<br /></div>Sara Uribehttp://www.blogger.com/profile/04452588319806014873noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6530256725266097601.post-52085403412350843842010-06-14T11:20:00.000-07:002012-04-05T13:31:49.518-07:00Si quieres comer una jaiba rellena<div style="text-align: center;">
<a href="http://sp3.fotolog.com/photo/19/20/71/comida_y_cesped/1249924221763_f.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="300" src="http://sp3.fotolog.com/photo/19/20/71/comida_y_cesped/1249924221763_f.jpg" width="400" /></a></div>
<span style="font-family: 'times new roman'; font-size: 130%;"> <br />
</span><br />
<div>
<span style="font-family: inherit; font-size: large;">Lo primero es despicar</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit; font-size: large;">quebrantar las coyunturas y extraer la pulpa</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit; font-size: large;">intacta, dócil, blanquecina</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit; font-size: large;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit; font-size: large;">desahijar el caparazón, vaciar su vientre</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit; font-size: large;">y boca arriba, ya desnuda su coraza</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit; font-size: large;">y boca abierta, ya sin lengua ni médula</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit; font-size: large;">orear su sólida epidermis bajo el sol.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit; font-size: large;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit; font-size: large;">Después sólo hay que dar a la jaiba</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit; font-size: large;">lo que es de la jaiba, devolverle su entraña</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit; font-size: large;">salteada con cilantro y aceitunas</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit; font-size: large;">colmar los resquicios, las diminutas hebras</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit; font-size: large;">de pan molido cubrir la abertura</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit; font-size: large;">y luego sumergirla en la ígnea</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit; font-size: large;">en la crocante efervescencia del aceite.</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit; font-size: large;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit; font-size: large;">Lo último es deshacerla</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit; font-size: large;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit; font-size: large;">en el paladar sentir que resbalan</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit; font-size: large;">sus migajas de espuma y mantequilla</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit; font-size: large;">el efìmero regusto a carne de animal breve</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit; font-size: large;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit; font-size: large;">beber un largo trago de cerveza oscura</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit; font-size: large;">escarbar sin pudor y dejar sólo briznas</span></div>
<div>
<span style="font-family: inherit; font-size: large;">en el cascarón de la roja sonrisa.</span></div>
<div style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;">
</div>Sara Uribehttp://www.blogger.com/profile/04452588319806014873noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6530256725266097601.post-33376429740623534572010-05-31T17:33:00.000-07:002012-04-05T13:31:29.997-07:00Otras ferias<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://www.juventudrebelde.cu/file/img/fotografia/2009/11/1923-fotografia-g.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="213" src="http://www.juventudrebelde.cu/file/img/fotografia/2009/11/1923-fotografia-g.jpg" width="320" /></a></div>
<link href="file:///C:%5CUsers%5CSARAUR%7E1%5CAppData%5CLocal%5CTemp%5COICE_23AC240E-A1B4-462E-A04A-0F9E0D5F7002.0%5Cmsohtmlclip1%5C01%5Cclip_filelist.xml" rel="File-List"></link><link href="file:///C:%5CUsers%5CSARAUR%7E1%5CAppData%5CLocal%5CTemp%5COICE_23AC240E-A1B4-462E-A04A-0F9E0D5F7002.0%5Cmsohtmlclip1%5C01%5Cclip_themedata.thmx" rel="themeData"></link><link href="file:///C:%5CUsers%5CSARAUR%7E1%5CAppData%5CLocal%5CTemp%5COICE_23AC240E-A1B4-462E-A04A-0F9E0D5F7002.0%5Cmsohtmlclip1%5C01%5Cclip_colorschememapping.xml" rel="colorSchemeMapping"></link><style>
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</style> <br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;"><br /></span><br />
<span style="font-family: inherit; font-size: large;">Soy fan de las ferias de libros y de que, de ser posible, se realicen en espacios abiertos. Me fascina ver libros en la calle al por mayor, estantes repletos de volúmenes, anaqueles interminables para repasar títulos en hojeadas, mesas con novedades para perderse por horas entre autores, editoriales y precios. Hermosos botaderos de libros en oferta y la gente alrededor, arremolinándose para que no le ganen el raro ejemplar a un costo irrisorio. Caminar y caminar y que los pasillos no tengan fin. Me agradan también las carpas para sentarse cuando ya cansado en algún pequeño foro a escuchar la presentación de algún libro, una conferencia o un concierto. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;"><br /></span><br />
<span style="font-family: inherit; font-size: large;">He disfrutado las ferias que se hacen en recintos cerrados como la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, la Feria Internacional del Libro de Monterrey o la Feria Estatal del Libro de Chihuahua, pero debo decir que me resultan mucho más placenteras las ferias callejeras como la Feria del Libro de Tijuana o la Feria del libro del Zócalo de la ciudad de México. Y es que una feria del libro que se efectúa en un espacio público abierto, ya sea una plaza, un andador o una calle que se cierra para tal efecto, ofrece posibilidades distintas a la que se guarece al interior de algún centro de convenciones o espacio cultural designado.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;"><br /></span><br />
<span style="font-family: inherit; font-size: large;">Las ferias del libro en la calle tienen a su favor el elemento azar. Ese contacto con los libros a la intemperie, esa cercanía con los transeúntes, esa posibilidad del encuentro fortuito de un no lector con los libros. Yo entiendo los fines de ciertas ferias y la necesidad de que, por sus dimensiones y naturaleza, se desarrollen en espacios cerrados, pero el hecho es que en una sociedad no lectora de literatura y mucho menos de libros de divulgación científica o histórica, lo menos que podríamos hacer, a quienes nos interesa cambiar esta situación, es llevar los libros a su ámbito cotidiano, ponerlos al alcance de su mano, convertirlos en un inesperado y feliz encuentro.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;"><br /></span><br />
<span style="font-family: inherit; font-size: large;">Justo ayer por la mañana, caminando por la explanada del Centro Cultural Tamaulipas, me topé con los stands de la 10ª Feria Universitaria del Libro en Ciudad Victoria. Revisando su programación me percaté que ofrece una modesta muestra de música y danza regional, así como algunas presentaciones de libros históricos, un taller de creación literaria y la premiación del concurso Juan José Amador. Encontré un extenso surtido de las editoriales ya conocidas y los libros a los que uno puede acceder en librerías o por internet. Pero creo que lo más interesante fue ver en exhibición y venta los libros editados por el Instituto de Investigaciones Históricas. Libros del cronista vitalicio de Tampico, Carlos González Salas, de la prolífica investigadora tampiqueña Pilar Sánchez y de la cronista María Luisa Herrera Casasús, entre otros autores difíciles de encontrar a la venta en Tampico. Ojalá que hubiera la oportunidad de que estas colecciones tuvieran ese feliz encuentro inesperado con los lectores y no lectores tampiqueños. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<div>
<span style="font-family: inherit; font-size: large;"><br /></span></div>
<div>
<span style="font-size: large;"><span style="font-family: inherit;">Ahora que se está efectuando la Feria Regional del Libro Tampico 2010 (del 29 de mayo al 06 de junio), sería interesante la existencia de un stand del Instituto en nuestro Puerto. Y será interesante también, ver qué libros, que autores, qué literatura nos ofrece la feria del libro de nuestra ciudad. Acérquese a la Plaza de Armas y juzgue usted qué clase de feria tenemos y cuál le gustaría tener</span><span style="color: white; font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;">.</span></span></div>
</div>Sara Uribehttp://www.blogger.com/profile/04452588319806014873noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6530256725266097601.post-53761312603908765032010-05-21T15:18:00.000-07:002012-04-05T13:31:07.732-07:00La educación en Tamaulipas (1822-1870)<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg2AZvEtmO54jDq8HD8oaZpXLGWifkaCPrgdK5BniIUZJyJNksY5d4ZJ237JUBIEoYaLpZ7MsWXMCumeSTzjTkambCRF1NumvtlKyGnv_cypPPQz-sxFETBjyQrqViquYNWjI3H6g1hUSk/s1600/libro+francisco+ramos+001.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg2AZvEtmO54jDq8HD8oaZpXLGWifkaCPrgdK5BniIUZJyJNksY5d4ZJ237JUBIEoYaLpZ7MsWXMCumeSTzjTkambCRF1NumvtlKyGnv_cypPPQz-sxFETBjyQrqViquYNWjI3H6g1hUSk/s320/libro+francisco+ramos+001.jpg" /></a></div>
<link href="file:///C:%5CUsers%5CSARAUR%7E1%5CAppData%5CLocal%5CTemp%5Cmsohtmlclip1%5C01%5Cclip_filelist.xml" rel="File-List"></link><o:smarttagtype name="PersonName" namespaceuri="urn:schemas-microsoft-com:office:smarttags"></o:smarttagtype><link href="file:///C:%5CUsers%5CSARAUR%7E1%5CAppData%5CLocal%5CTemp%5Cmsohtmlclip1%5C01%5Cclip_themedata.thmx" rel="themeData"></link><link href="file:///C:%5CUsers%5CSARAUR%7E1%5CAppData%5CLocal%5CTemp%5Cmsohtmlclip1%5C01%5Cclip_colorschememapping.xml" rel="colorSchemeMapping"></link><style>
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<div class="MsoNormal">
<b><i><span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large;"><br />
<o:p></o:p></span></i></b></div>
<div align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: left;">
<i><span style="font-family: inherit; font-size: large;"><span lang="ES"><o:p></o:p></span><span lang="ES"> </span></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 18pt;">
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large;">En “Fuente de la libertad, <st1:personname productid="la Educacin" w:st="on">La Educación</st1:personname> en Tamaulipas 1822-1870”, Francisco Ramos Aguirre nos ofrece un amplio y pormenorizado recorrido historiográfico sobre el desarrollo, caracterización y vicisitudes de la educación en Tamaulipas, no exento de incisivos juicios y acotaciones puntuales que enriquecen la exhaustiva revisión documental, así como las continuas referencias bibliográficas que dan sustento y solidez al trabajo de investigación que nos presenta a lo largo de estas ciento setenta y cinco páginas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 18pt;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;"><br />
</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large;">Es el propio autor quien define el propósito de esta obra: “<i>Fuente de la libertad, <st1:personname productid="la Educacin" w:st="on">La Educación</st1:personname> en Tamaulipas 1822-1870 es un estudio con la idea de enriquecer la historiografía de la educación en el estado. Una obra de consulta o referente para otros investigadores y lectores que se interesen en uno de los quehaceres intelectuales más significativos en nuestros días. Y para cuestionarnos: ¿Por qué es importante la educación durante el siglo XIX?”</i><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 18pt;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;"><br />
</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 18pt;">
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large;">“<i>A través de su historia, Tamaulipas ha figurado como escenario de importantes acontecimientos que se relacionan con la educación”,</i> declara Ramos Aguirre, como justificación y respuesta a su propio planteamiento. Por ello, se dio a la tarea de seccionar, a través de seis nutridos y muy bien delimitados capítulos, la extensa gama de sucesos, anécdotas, personajes, idearios, legislaciones e instituciones que configuraron el contexto educativo de 1822 a 1870 en nuestro Estado.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;"><br />
</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 18pt;">
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large;">Como es manifiesto, el valor agregado de la obra que hoy se presenta, es que sincrónico al recorrido que nos brinda por los pasajes más trascendentes del devenir pedagógico en Tamaulipas, nos aporta una visión panorámica sobre algunos de los hechos más relevantes de la historia de nuestro Estado y nuestra nación. Y en este año en que celebramos el Bicentenario de la Independencia de México y el Centenario de la Revolución Mexicana, me parece apropiado y enriquecedor enmarcar una revisión y crítica sobre nuestro pasado e identidad como mexicanos, a través de una lectura sobre cómo fue la consolidación de la estructura educativa en nuestro Estado.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;"><br />
</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 18pt;">
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large;">Sería imposible describir aquí, cada uno de los pasajes, las anécdotas, las citas documentales tan interesantes como reveladoras, que las páginas del libro de Ramos Aguirre ponen al alcance nuestro. Sin embargo me parece fundamental remarcar el inicio del largo viaje que nos lleva desde la fundación del Nuevo Santander y la instrucción religiosa a cargo de los frailes, hasta las escuelas parroquiales, la consolidación de Tamaulipas y el arribo de la Compañía Lancasteriana a ciudad Victoria en 1826 (y su posterior asentamiento en Tampico así como la fundación por Ribott de una Escuela Normal), pasando por la continuada labor realizada por Claudio Francisco Gojón y ulterior el establecimiento de la Escuela de Niñas bajo el sistema lancasteriano, la creación del Instituto Hidalguiano Tamaulipeco en Ciudad Victoria, la apertura del Colegio Victoria, el establecimiento de la Dirección General y Juntas Subdirectoras de la Educación Primaria en la capital de la República y en todos los Departamentos, entre otros muchos más episodios.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 18pt;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;"><br />
</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 18pt;">
<div>
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large;">Ramos Aguirre concluye: <i>“El inicio del quehacer educativo en Tamaulipas no fue sencillo (…) sin embargo en la lucha contra la ignorancia durante el siglo XIX, hubo importantes triunfos. En primer término, se logró la construcción de una legislación educativa que abrió las puertas a la ilustración a los ciudadanos (…) y a pesar de todos los problemas, se creó un ambiente favorable para el establecimiento de importantes instituciones educativas”.</i></span></div>
</div>Sara Uribehttp://www.blogger.com/profile/04452588319806014873noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6530256725266097601.post-26596315468569620302010-05-04T07:06:00.000-07:002012-04-05T13:30:40.647-07:00Bombo y platillo<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjRA_xKp8NDvjF0iveuh0ajWsrK2YSUdsKmSeYWFuKxqEySliSfavZ3HZxzlMNZCmG9cK4_T01hqtS7ENLQpLitBGoncW-CNVF23A8Tcq9hIP6tq79lqE1hUSc5HW3a3am_U9BxK3tNbBM/s1600/54214_fotoblog4.JPG"><img alt="" border="0" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5467423619987506258" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjRA_xKp8NDvjF0iveuh0ajWsrK2YSUdsKmSeYWFuKxqEySliSfavZ3HZxzlMNZCmG9cK4_T01hqtS7ENLQpLitBGoncW-CNVF23A8Tcq9hIP6tq79lqE1hUSc5HW3a3am_U9BxK3tNbBM/s400/54214_fotoblog4.JPG" style="cursor: pointer; display: block; height: 381px; margin: 0px auto 10px; text-align: center; width: 400px;" /></a><span style="font-family: inherit; font-size: large;"> <br />
<link href="file:///C:%5CDOCUME%7E1%5CUser%5CCONFIG%7E1%5CTemp%5Cmsohtml1%5C01%5Cclip_filelist.xml" rel="File-List"></link><style>
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</style> </span><br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;">No sé por qué, en realidad ya no debería sorprenderme, pero me sigue asombrando lo pretenciosas que pueden llegar a ser algunas personas. La necesidad de nomenclaturas, de alfombras extendidas a su paso y de autoproclamación que manifiesta cierta gente a la menor provocación. Veamos ¿qué metáfora utilizo para no herir la susceptibilidad de quienes dicen no tener piel por dedicarse de la escritura al más sublime de sus veneros? <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;">Digámoslo así: me gusta la fotografía, he tomado muchas fotos en mi vida, fotos medianamente decentes como las que cualquiera toma con su cámara, en todo caso fotografías personales que irán a parar a un álbum familiar (ahora en realidad van a parar al Facebook) para deleite y morbo propio, de amigos y conocidos. En alguna ocasión tomé un curso sobre cómo usar una cámara digital, mismo que incluía una revisión sobre algunos fotógrafos importantes. Fue un curso que disfruté muchísimo y que me brindó la oportunidad de intentar tomar fotografías de una manera, por decirlo así, un poco más formal. Fue sensacional ver el resultado de mis torpes ensayos en una disciplina que tanto me gusta como lo es ésta.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;">Ahora bien, ¿es válido que basada en estos hechos me autonombre fotógrafa? Alguien, ingenuo o descontextualizado, podría decir que todo el que toma una fotografía se convierte en fotógrafo. Y sí, claro, enunciadas a la ligera pueden decirse cosas como “el fotógrafo de mi cumpleaños fue mi primo o mi hermano”. Pero desde luego sabríamos errado a quien le diera el título de médico a una persona sólo porque le recomendó tomar dos aspirinas para el dolor de cabeza. Vamos, que así como resultaría chocante e inverosímil que yo sostuviera que soy una fotógrafa profesional por haber tomado unas cuantas fotografías, o que soy chef porque hago la comida de mi casa todos los días, resulta ridículo y pretencioso que haya gente que pretenda adjudicarse el nombre de escritor o poeta sólo porque ha conseguido acumular palabras en forma de verso. Y no importa si haciendo esta actividad se ha llevado seis meses o toda su vida, conozco gente que dice de sí misma haber pasado diez años en un taller de escritura y lo cierto es que escriben como si nunca hubieran estado en uno. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;">Insisto en que me asombra de sobremanera la ligereza con que la gente se otorga a sí misma títulos y membresías a diestra y siniestra. Los hay, por ejemplo, que se dicen escritores, poetas, periodistas, dramaturgos y promotores culturales, todo en el mismo paquete, llévele, llévele. Desafortunadamente cada día conozco más gente así, y lo peor no es que ellos vivan su fantasía en la que son “Los Escritores que darán Rumbo a la Poesía o Literatura de su Ciudad o Estado”, no, eso no es lo peor, allá ellos si solitos se creyeran ser los merecedores del próximo Aguascalientes; la cosa es que van por ahí embaucando gente que inicia en la escritura, echando a perder posibles talentos encauzándolos por el camino de la vanagloria y la molicie creativa.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;">Pero ¿cómo distinguir entre tanto bullicio y parafernalia? Ah, no se preocupe, mi aguzado lector, al farsante una señal inequívoca le delata: donde hay bombo y platillo, donde hay demasiada pirotecnia, las más de las veces, créame, poca es la poesía. </span><o:p></o:p></div>
<br />Sara Uribehttp://www.blogger.com/profile/04452588319806014873noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-6530256725266097601.post-55950748901956806302010-04-18T08:48:00.000-07:002012-04-05T13:28:50.894-07:00Islandia es aquí<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large; line-height: 200%;">Una nube de cenizas avanza hacia el sur de Europa. Las notas de prensa hablan de un volcán, pero cuando escriben “Islandia” yo pienso en María Negroni. Cuando hablan de erupciones y tráfico aéreo descontrolado, yo sólo puedo pensar en las cenizas de los que han perdido una contienda ajena, una que nunca decidieron emprender. Los que cayeron por nombre y por apellido. Los que colaterales son los menos, siendo en realidad Los Más. Yo pienso en la nube de tizne espeso que aquí y ahora nos circunda. En la invisible lava que por las calles y a deshora.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="line-height: 49px;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large; line-height: 200%;">Dice María Negroni en su poema Islandia: “En un poema bélico, el aniquilamiento y la embriaguez son de ustedes. La osamenta para el alma, nuestra”. Y mientras evoco en sus versos la épica de un reino cuya estirpe de hombres tristes y violentos [“violentos como quien ha abandonado todo”] aprendió a ser feliz a su manera, pienso en las gaviotas de un “universo huérfano”, en el amotinarse de éstos nuestros sueños, en quienes péndulos bajo el declive del alba prorrogaron el asombro de su aparición en vano, en los que sólo nombrados en la huidiza imagen de un reflector anónimo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="line-height: 49px;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large; line-height: 200%;">Los periódicos y noticieros describen esas salas de espera, atestadas de pasajeros que durante días aguardan la cesación de la demora, frente a los mostradores de las compañías, boleto en mano, sin saber con exactitud cuándo regresarán a casa. Yo pienso en otras salas de espera, en las vigilias del duelo. Pienso en esa “compleja red de traiciones”, en este mundo que no termina de eclipsarse. En ese volcán que durante doscientos años permaneció dormido, hasta despertar un día para escupirnos sus emanaciones, ese hollín de años que bajo la tierra, bajo las aguas subrepticio. Y entonces sí, entonces en la ceguera pienso, en la nula visibilidad de un camino por la niebla tomado. Pienso en las fábricas de humo que con palabras construyen los que boca de vaho arrojan también humaredas de penumbra. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="line-height: 49px;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">Son legión los que han quedado atrapados en un tránsito suspendido, dice google en uno de los resultados de mi búsqueda y yo pienso en esos otros que también atrapados se han quedado ahí, sin posibilidad de retorno.“Instalados en un punto de quiebre, un nudo de instintos contrapuestos. Puro desorden. Afectos altaneros y conatos. Unas ganas de todo. Cierta incapacidad del corazón, enseñoreándose. Se veían allí desfigurados. Embebidos en una imagen forzada de sí mismos, como quien teme verse desbordado por lo que desea ser. El embate inicial del odio a los intrusos no ha ocurrido ni la pobreza de implorar la tolerancia o darla. Ni el gusto por lo turbio. Ni el recurso triste de preparar la alegría. Todo es aún desastre en ciernes, esperanza. Mal digerido de golpe, lealtad y amor propio con el mundo y disposición a sufrir, sin alivios. La habían vivido en otro lado. Cuando el futuro era excesivo, el pasado inocente, tanto que parecía múltiple...” [María Negroni, Islandia].</span><span style="font-size: small;"><o:p></o:p></span></span></div>
<br />
<br />Sara Uribehttp://www.blogger.com/profile/04452588319806014873noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6530256725266097601.post-60818114353051244882010-04-18T08:35:00.000-07:002012-04-05T13:28:01.637-07:00Repoblar / reinventar<a href="http://www.leuchtturm-welt.net/HTML/MAPK/ORIGINAL/TAMPICO.JPG"><img alt="" border="0" src="http://www.leuchtturm-welt.net/HTML/MAPK/ORIGINAL/TAMPICO.JPG" style="cursor: pointer; display: block; height: 335px; margin: 0px auto 10px; text-align: center; width: 531px;" /></a> <br />
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</style> <br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large; line-height: 200%;">Trazar una ciudad es trazar un lenguaje. Toda ciudad es memoria acumulada en calles y esquinas, en edificios y plazas, en la penumbra de las siluetas o los rostros de quienes nos miran desde esas fotografías antiguas, imágenes permeadas por la humedad que no hacen sino atestiguar que alguna vez ahí, donde ahora lo otro, la distancia, ese tiempo intraducible. Toda memoria es viaje, trayecto que hacemos de los hechos o las cosas hacia las palabras, hacia la construcción de significados. Por eso la arquitectura del recuerdo es siempre ambigua, interpretativa: hermenéutica; lo que erigimos en torno a un suceso es siempre un hito personal, la crónica particular de nuestras vidas. Sin embargo, de forma sincrónica, ese recuento de lo vivido al interior se encuentra vinculado de manera indeleble a uno más grande y colectivo, al que da cuenta del paso del tiempo en una urbe, al que nos convierte en engranaje de la urdimbre citadina. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large; line-height: 200%;"><o:p> </o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="line-height: 49px;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large; line-height: 200%;">Decir que la ciudad es el lenguaje de la memoria y la memoria navegación hacia uno mismo, no quiere decir otra cosa, sino que somos seres bifurcados entre lo efímero y lo permanente, entre el irse y el quedarse, entre la cornisa y el abismo. Todos tenemos la necesidad de alejarnos, dejar de ser, para ejercer luego la posibilidad del retorno. De ahí la nostalgia. Esa travesía de las costas hacia el interior. Esa ausencia del exilio que toda migración supone. Ese brumoso velo de una presencia paralela.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="line-height: 49px;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large; line-height: 200%;">Las imágenes del pasado son indispensables cuando de evocar se trata. Tengo la fortuna de que parte de mi trabajo consista en estar contacto con esta clase de imágenes, pero no deja de asombrarme, y para ser precisa, no quiero que deje de asombrarme, el hecho de poder, a través de la fotografía, mirar desde nuestro siglo la imagen de un Tampico que fue de otros y que ahora nuestro. Ese Tampico en blanco y negro, con rostro a veces borroso, difuminado por la humedad y el polvo. Ese Tampico estático, robado al devenir. Me asombra pensar en esas siluetas que aparecen en las fotografías, en las personas que fueron y que ahora sólo ahí, en pequeños trozos de papel, en píxeles anónimos. Me asombra pensar que somos nosotros los que hoy caminamos esas calles, los que entramos al edificio de Hacienda, al Hotel Inglaterra, al edificio del ahora DIF, los que caminamos frente a Correos y Telégrafos, los que damos vuelta en cada una de esas esquinas del tiempo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large; line-height: 200%;"><o:p> </o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="line-height: 49px;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="font-family: inherit; font-size: large; line-height: 200%;">Evoco un texto del padre Carlos González Salas, Cronista Vitalicio, titulado “Los fragmentos de una crónica de la memoria”, cito: “Mi infancia en el puerto, los días infantiles que se llenaron de pequeñas alegrías y pequeñas penas, de ires y venires, de sucedidos al parecer sin importancia, constituyen aquella isla de oro y luz inmarcesibles sumergida en el fondo del mar de la conciencia. He buceado en ese mar para rescatar tesoros olvidados entre algas marinas, en la corriente espesa del tiempo. Enlazados a la existencia y palpitaciones de esta mi natal ciudad de Tampico, juegos, sitios, rostros, aconteceres, fragmentos de una microhistoria que allí está, dormida en el pasado íntimo y que es necesario rescatar en fragmentos con miras a fabricar una crónica urbana del recuerdo”.<i><o:p></o:p></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="line-height: 49px;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span lang="ES" style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;">No me cabe la menor duda, trazar un lenguaje es trazar una ciudad. Seamos los repobladores de la memoria de un Tampico reinventado, propio.</span><span style="font-size: 13pt;"><o:p></o:p></span></span></div>
<br />Sara Uribehttp://www.blogger.com/profile/04452588319806014873noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6530256725266097601.post-9317466183612808572010-03-21T11:20:00.000-07:002012-04-05T13:27:35.398-07:00Poesía<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgcJpzSx0RXAyQ3hG7ou2RPIXojXYitpxgN_8tv8AtS-IbQbwFBs2nMVB6WXQSm5cxz4-_mtmSAshka4jWjWC29nc7LsJnvls7Km37Kq7sISJA_TVtD2wnN-pemrVbJtQtam2MzpAnZ9zg/s1600/Herrumbre.jpg"><img alt="" border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgcJpzSx0RXAyQ3hG7ou2RPIXojXYitpxgN_8tv8AtS-IbQbwFBs2nMVB6WXQSm5cxz4-_mtmSAshka4jWjWC29nc7LsJnvls7Km37Kq7sISJA_TVtD2wnN-pemrVbJtQtam2MzpAnZ9zg/s1600/Herrumbre.jpg" style="cursor: pointer; display: block; height: 318px; margin: 0px auto 10px; text-align: center; width: 473px;" /></a> <br />
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</style> <br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span class="bodyouter"><span style="font-family: inherit; font-size: large; line-height: 200%;">Cuando decidí estudiar filosofía hubo quien me advirtió sobre mi insensatez. Si de verdad fueras inteligente, me decían, estudiarías algo más productivo, algo que te permita ganar dinero, además ¿qué es eso de la filosofía? ¿Para qué sirve? Entonces no tenía respuestas, sólo sabía que quería estudiar lo mismo que Juan García Ponce, mi escritor favorito. A decir verdad nunca me propuse ser filósofa ni nada por el estilo, yo lo que quería era escribir. Específicamente escribir cuentos. Entonces llegué a redactar varios relatos que pretendían ser policíacos y de suspenso, incluso llegué a ganar un concurso a nivel estatal en el bachillerato. Sin embargo, no sé en qué feliz momento me desvié del camino narrativo hacia el de la poesía. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span class="bodyouter"><span style="font-family: inherit; font-size: large; line-height: 200%;">Recuerdo el primer poema que escribí. Era un poema sobre la muerte. Después, lo confieso, escribí muchos cursis versos de temática amorosa. En esa época, con apenas quince o dieciséis años, no tenía una idea clara de lo que era la poesía o la literatura. Creo que en general no tenía idea clara de nada excepto de que me gustaba leer y escribir. La lectura y la escritura siempre me han causado un profundo placer. Incluso los libros que me han hecho llorar o que me han herido de formas visibles e imperceptibles, incluso esos los he encontrado placenteros.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span class="bodyouter"><span style="font-family: inherit; font-size: large; line-height: 200%;">No fue sino cuatro o cinco años luego de haber terminado la carrera de filosofía que retomé mi propósito originario. Ingresé en talleres y cursos de escritura, escribí algunos libros de poesía primerizos, tentativos. Alguien que camina en la oscuridad por un pasillo. Dar algunos tumbos cuando se intenta llegar. No saber la dirección pero seguir insistiendo desde el extravío. Ése sería el estado de las cosas.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span class="bodyouter"><span style="font-family: inherit; font-size: large; line-height: 200%;">María Negroni dice que la palabra poética es un puente entre ningún lado y ningún lado, una consternación, un atajo para ir, de lo que todavía no ha sido a lo que, tal vez, nunca será. Después de tantos años pienso en esa adolescente que escribía versos en su máquina de escribir mecánica. Así, nada más porque sí, porque le gustaba cómo sonaban las palabras. Porque le asombraba que si las juntaba decían cosas que la hacían sentir ese ligero estremecimiento que aún sigo sintiendo cuando consigo escribir algo que me gusta. Cuando leo algo que disfruto.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span class="bodyouter"><span style="font-family: inherit; font-size: large; line-height: 200%;">Hoy 21 de marzo se celebra el día internacional de la poesía y no encuentro un mejor modo de celebrarlo que recordar cómo la poesía me tomó algún día de la mano y me ha hecho embarcarme en insospechados viajes. Aquí, para el festejo, un poema de María Negroni: <span style="font-style: italic;">habría que decir </span></span></span><span style="line-height: 200%;"><span style="font-family: inherit; font-size: large;"><span style="font-style: italic;">/ </span><span class="bodyouter" style="font-style: italic;">un trazo</span><span style="font-style: italic;"> / </span><span class="bodyouter" style="font-style: italic;">de ningún lado a ningún lado</span><span style="font-style: italic;"> / </span><span class="bodyouter" style="font-style: italic;">o bien esa minúscula</span><span style="font-style: italic;"> / </span><span class="bodyouter" style="font-style: italic;">alegoría de lo abstracto</span><span style="font-style: italic;"> / </span><span class="bodyouter" style="font-style: italic;">el mundo</span><span style="font-style: italic;"> / </span><span class="bodyouter" style="font-style: italic;">acaso</span><span style="font-style: italic;"> / </span><span style="font-style: italic;"> / </span><span class="bodyouter" style="font-style: italic;">efímerotejiendo</span><span style="font-style: italic;"> / </span><span class="bodyouter" style="font-style: italic;">signos imprecisos</span><span style="font-style: italic;"> / </span><span class="bodyouter" style="font-style: italic;">de un alfabeto olvidado</span><span style="font-style: italic;"> / </span><span class="bodyouter" style="font-style: italic;">o estrellas</span><span style="font-style: italic;"> / </span><span class="bodyouter" style="font-style: italic;">donde comienza el deseo</span><span style="font-style: italic;"> / </span><span class="bodyouter" style="font-style: italic;">de no morir</span><span style="font-style: italic;"> / </span><span class="bodyouter" style="font-style: italic;">y morir</span><span style="font-style: italic;"> / </span><span class="bodyouter" style="font-style: italic;">esas ganas de arder</span><span style="font-style: italic;"> / </span><span class="bodyouter" style="font-style: italic;">en lo incompleto</span><span style="font-style: italic;"> / </span><span class="bodyouter" style="font-style: italic;">como un rojo que colmara</span><span style="font-style: italic;"> / </span><span class="bodyouter" style="font-style: italic;">una ausencia con su ausencia</span><span style="font-style: italic;"> / </span><span class="bodyouter" style="font-style: italic;">habría que decir lo que promete </span><span style="font-style: italic;"> / </span><span class="bodyouter" style="font-style: italic;">una moneda a la absoluta </span><span style="font-style: italic;"> / </span><span class="bodyouter" style="font-style: italic;">casa imaginaria</span><span style="font-style: italic;"> / </span><span class="bodyouter" style="font-style: italic;">y trae siempre</span><span style="font-style: italic;"> / </span><span class="bodyouter" style="font-style: italic;">lo que tuvo que traer</span><span style="font-style: italic;"> / </span><span class="bodyouter" style="font-style: italic;">como deriva luminosa</span><span style="font-style: italic;"> / </span></span><span class="bodyouter"><span style="font-family: inherit; font-size: large; font-style: italic;">de un fracaso.</span><span style="font-size: small;"><o:p></o:p></span></span></span></div>
<br />Sara Uribehttp://www.blogger.com/profile/04452588319806014873noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6530256725266097601.post-54776023144356375402010-03-16T08:09:00.000-07:002012-04-05T13:27:00.619-07:00Zona de derrumbes<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjB6NhMOieVvqLeZUnJXqFiF5oVSopjdjZHSO8vjBjRQDTp1Ba1Ch5z6HNZWLu7RN3dv42CWrSm6x_uBanCys3VN-iQvEUze48W0w7Zp3y2K9FEAzs8rSg3KNwHEJhlzqZLQV7NnfFehrA/s1600-h/SP-30-Zona-de-Derrumbes.jpg"><img alt="" border="0" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5449256266051129074" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjB6NhMOieVvqLeZUnJXqFiF5oVSopjdjZHSO8vjBjRQDTp1Ba1Ch5z6HNZWLu7RN3dv42CWrSm6x_uBanCys3VN-iQvEUze48W0w7Zp3y2K9FEAzs8rSg3KNwHEJhlzqZLQV7NnfFehrA/s400/SP-30-Zona-de-Derrumbes.jpg" style="cursor: pointer; display: block; height: 340px; margin: 0px auto 10px; text-align: center; width: 340px;" /></a> <br />
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<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large; line-height: 200%;">Uno observa a través de la ventanilla: la carretera de este libro está húmeda, ciertas gotas céleres tiemblan y resbalan por el espejo retrovisor. La línea que divide simétrica este asfalto-página es un verso sinuoso. Los señalamientos a la orilla son acotaciones, pies de página de un discurso fragmentario, de un periplo que la voz origina y hace posible sólo a través de un renombrar las heridas, las fracturas, los derrumbes.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-size: large;"><span style="line-height: 49px;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large; line-height: 200%;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large; line-height: 200%;">El deseo es siempre un viaje que iniciamos de manera intempestiva, un vertiginoso recorrer la distancia entre los cuerpos, un no reconocerse en los espejos de la extranjería. Es precisamente de ese otro/otra que somos, cuando por el deseo o el amor salimos de nosotros mismos, que nos habla Abril Castro en su poemario Zona de derrumbes. De esa desolación por la lejanía que es al mismo tiempo un signo de unión. De esa inminencia de lo que rozamos apenas “con la punta de los dedos”, como si temiésemos que tras la tersura estuviera agazapado el destierro. Del deseo como pulsión, como fuerza instintiva que nos impulsa, que nos arrastra, que nos transfigura en la otredad del que se desdice y asevera, junto con la poeta: “<i>este animal que se arrastra por beberte no es mi cuerpo.”</i> Pero si lo dijéramos mentiríamos porque es nuestro cuerpo el que, vulnerable, encuentra esa identidad extraviada en el cuerpo deseado, amado. Es nuestro cuerpo esa zona frágil y quebradiza, esa carretera transitada por la velocidad del riesgo, por la proximidad con <i>el filo y el abismo</i>.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-size: large;"><span style="line-height: 49px;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large; line-height: 200%;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large; line-height: 200%;">Y porque el deseo es inevitable dialéctica entre la presencia y la ausencia, Abril Castro, en ésta, su ópera prima, también nos habla del dolor, definiéndolo como una forma de contacto; nos habla de la rabia que, como el amor, se agota; del desposeimiento y los escombros, del vacío y del polvo en escaleras sin barandales, de la soledad y sus ruidos nocturnos, “<i>del cadáver de todos los cadáveres”, </i>de ese “<i>perro herido, perro idiota”</i> que somos todos cuando añoramos lo perdido y no nos sirven la palabras ni la oscuridad para revertir el tiempo, la caída. <br />
</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large;"><br /></span><br />
<span style="font-family: inherit; font-size: large; line-height: 200%;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large; line-height: 200%;">Por eso en este libro hay versos como látigos: veloces, breves, precisos en el dolor que son capaces de conjurar. Por eso las palabras y las imágenes que en estas páginas-carreteras se disgregan, que se fragmentan en vertical caída, como la memoria de lo fugaz, de lo efímero. Por eso la irrupción de vocablos en el viento, pendientes de un hilo invisible, azogados por la sombra de la tempestad. Por eso jugar con el lenguaje: aumentarlo, disminuirlo, desarticularlo, desgarrarlo en jirones contundentes, en límbicas preposiciones, en sentencias rasgadas por un bisturí deconstructivo.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-size: large;"><span style="line-height: 49px;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large; line-height: 200%;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;">
<span style="font-family: inherit; font-size: large; line-height: 200%;">Por eso la repetición de lo inasible: el eterno retorno, “<i>el día serpiente </i>que<i> arremolinado persigue su cola</i>.” Por eso el azar, los accidentes, la casualidad, los encuentros fortuitos. Por eso la nostalgia y el inventario de las horas. Por eso ella y tú, mientras la ciudad se abandona a sí misma para convertirse en otra.</span></div>Sara Uribehttp://www.blogger.com/profile/04452588319806014873noreply@blogger.com0